Per Arne Fredin ha estado en la línea de frente de la heterodoxa estrategia sueca de evitar el confinamiento por el COVID-19, una decisión que ha sido calificada tanto como visionaria e irresponsable por figuras públicas de todo el mundo.
A los 70 años de edad, con una enfermedad cardíaca, formaba parte de un grupo de peligro por el nuevo coronavirus. Temió lo peor cuando le diagnosticaron COVID-19 en febrero, pero se recuperó después de 12 agonizantes días en cama en su casa al oeste de Estocolmo.
Fredin es propietario de un negocio de camiones que hasta ahora también ha sobrevivido a la pandemia, lo que atribuye en gran parte a la decisión del Gobierno sueco de no decretar un confinamiento, a diferencia de sus vecinos nórdicos, la mayor parte de Europa y gran parte del mundo.
Fredin ha logrado retener a los 80 trabajadores de su empresa, Grodinge Transport. Su flota de 65 camiones ha compensado en su mayor parte el negocio perdido por el desplome del trabajo relacionado con la aviación gracias al aumento de la demanda de entregas de alimentos y suministros médicos.
“Ha significado mucho para nosotros que el Gobierno sueco haya actuado de la manera en que lo ha hecho. Uno de mis conductores envió una foto desde una autopista en Alemania y estaba completamente vacía, como una ciudad fantasma”, dice.
“Tengo la mayor parte de mi vida detrás de mí”, añadió. “Llegará el día después de todo esto y tenemos que pensar en aquellos que necesitan seguir viviendo.”
CONFIANZA PÚBLICA Y PROTESTAS
Suecia ha mantenido abiertas la mayoría de las escuelas, restaurantes y comercios, dependiendo principalmente de medidas voluntarias para luchar contra el virus. A los suecos se les ha pedido que mantengan la distancia social, que trabajen desde casa cuando sea posible y que eviten los viajes.
“Confío en la estrategia general. Una de las razones por las que hemos elegido esta estrategia, en la que hemos apoyado a los organismos, es que todas las medidas tienen que ser sostenibles en el tiempo”, dijo la semana pasada el primer ministro sueco, Stefan Lofven.
Sin embargo, algunos científicos suecos han acusado al Gobierno de llevar a cabo un peligroso experimento con la vida de las personas y le han instado a poner en práctica cuarentenas como las de los países vecinos.
El camino elegido puede parecer extremo, pero la cuestión del equilibrio entre la salud pública y la económica, o sobre si es posible abordarlas por separado, está presente en los debates mantenidos en todo el mundo sobre la mejor manera de salir de los confinamientos.
Sin embargo, el número de muertes -2.600 personas- ofrece poca claridad. Aunque es una cifra mucho más alta en proporción al tamaño de la población que en Dinamarca, Noruega y Finlandia, donde las autoridades han adoptado una estrategia más estricta, es menor que en Reino Unido, Francia y España, donde también se han decretado cuarentenas.
Si bien no está claro por qué la tasa de mortalidad de Suecia ha sido inferior a la de algunos países, una de las razones podría ser que la población está más dispersa: más de la mitad de los hogares son de una sola persona, probablemente la proporción más alta de la UE, según las cifras de 2016 de la oficina de estadísticas del bloque.
Otro factor que se ha citado es que la confianza de los suecos en el Gobierno ocupa un lugar destacado a nivel internacional. En una encuesta publicada por la Comisión Europea en 2017, fueron segundos en la Unión Europea, después de los Países Bajos, con un 72% de confianza en su Gobierno, en comparación con el promedio de la UE del 40%.
Esto podría significar que una estrategia de contención del coronavirus que se base en medidas voluntarias podría no resultar eficaz en otros lugares. En algunos lugares, como Alemania y Estados Unidos, se han producido protestas contra las medidas de confinamiento.
¿Y CÓMO VA LA ECONOMÍA?
Independientemente de las decisiones internas, la recesión mundial perjudicará a la economía sueca, muy dependiente de las exportaciones, y el Gobierno prevé que el PIB se contraiga un 7% este año.
JP Morgan ha pronosticado que la economía sueca se contraerá menos que la de la zona euro, con una caída del 2,4% en el primer trimestre de este año y del 13,7% en el segundo.
Estas cifras contrastan las proyecciones de una contracción del 4% y el 17,3% para la zona euro, del 3,1% y el 16,6% para Alemania y del 4% y el 21,4% para Francia, según el informe del banco publicado el viernes.
La estrategia de Suecia parece haber suavizado el castigo para algunos sectores.
“Las acciones que el Gobierno sueco ha emprendido son buenas y tal vez hagan que la evolución de la economía sueca sea menos mala que la de otras economías”, dijo Jens Henriksson, CEO de Swedbank, el mayor banco de hipotecas en Suecia. “Y eso es bueno para el sistema bancario”.
Las tácticas del país no se han centrado en detener la enfermedad, algo que su agencia de salud considera poco realista, sino en frenarla lo suficiente como para que el sistema de salud pueda aguantar, manteniendo la sociedad y la economía en funcionamiento en la medida de lo posible.
La estrategia recibió un cauteloso apoyo de la Organización Mundial de la Salud el miércoles. “Si queremos alcanzar una ‘nueva normalidad’, en muchos sentidos, Suecia representa un modelo futuro”, dijo Mike Ryan, el principal experto en emergencias de la OMS.
Sin embargo, también señaló la fe de los suecos en las autoridades, añadiendo: “lo que ha hecho de manera diferente el país es que ha confiado de verdad en sus propias comunidades para aplicar ese distanciamiento físico.”
Reuters