Bloqueos en carreteras, cierre de algunas escuelas y comercios e interrupciones en los servicios de trenes experimentan varias ciudades del territorio francés este jueves 23 de marzo, en la novena jornada de huelgas y protestas tras la aprobación por decreto de la reforma pensional. Las declaraciones del mandatario francés, Emmanuel Macron, un día antes, para defender la enmienda no han calmado los ánimos y los sindicatos consideran extender aún más las movilizaciones.
Los sindicatos vuelven a marchar de forma masiva en Francia contra la reforma a las pensiones. Esta es la novena jornada de huelga en los últimos meses y, en esta ocasión, la salida se hace después de que la ley haya sido aceptada y el Gobierno de Emmanuel Macron haya conseguido sobrevivir a dos mociones de censura planteadas por la oposición.
Además, las palabras del presidente en una entrevista retransmitida a nivel nacional, en donde reafirmó sus posiciones, no han sentado bien a los sindicatos.
Macron se resiste a cualquier tipo de modificación o diálogo con los sindicatos después de haber aprobado la enmienda por medio de un decreto de ley y sin haber sido votada en la Asamblea Nacional, la Cámara Baja del Parlamento.
La medida fue avalada el pasado 16 de marzo mediante la utilización del artículo 49.3 de la Constitución, un mecanismo ampliamente criticado por buena parte de la sociedad, que ha llegado a pedir la dimisión del Ejecutivo o un referendo para poder votar esta reforma a las pensiones, que contempla un aumento de la edad de jubilación de los 62 a los 64.
La movilización sindical se empezó a sentir desde primera hora de la mañana de este jueves en sectores clave del transporte, la educación o el energético. La estrategia continúa siendo la misma por parte de estas movilizaciones: paralizar el país para redoblar la presión sobre el Gobierno para que ceda.
Alto seguimiento del noveno día de huelga
En total hay convocadas alrededor de 300 manifestaciones en todo el país, en las que se espera que se movilicen entre 600.000 y 800.000 personas. La gran marcha ha sido convocada en París, donde hay desplegados más de 5.000 agentes de policía y donde desde hace días ya se registran escenas de caos debido a los disturbios espontáneos y la acumulación de basura por las calles de muchos distritos debido a la huelga de los recolectores de basura.
Desde el inicio de la jornada el sector más afectado es el de los transportes, ya sea por carretera, avión o tren. Decenas de trabajadores cortaron desde por la mañana las vías de acceso al aeropuerto parisino de Roissy-Charles De Gaulle obligando a algunos viajeros a llegar a pie.
Asimismo, el paro de los controladores aéreos ha obligado a la cancelación anticipada del 30 % de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly y el 20 % en los de Marsella, Toulouse y Lyon.
A ello hay que sumar que la Dirección General de la Aviación Civil confirmó que estos paros entre los controladores podrían seguir extendiéndose durante el fin de semana y comunicó a las aerolíneas que están preparadas para reducir sus vuelos, justo en fechas cercanas a las vacaciones de Semana Santa.
La huelga en el transporte afecta también a los trenes de alta velocidad, ya que solo circulan la mitad, y a los de media y corta distancia, que operan en cuotas aún más reducidas. En lo que refiere al metro en ciudades como París, solamente funcionan las líneas que son automáticas y que carecen de conductor.
El desabastecimiento de combustible, estrategia para aumentar la presión
Los cortes de carreteras se han focalizado en las zonas clave de salida de mercancías, especialmente de combustible. Los alrededores de las refinerías han presentado cortes por parte de los trabajadores, que han llegado a organizar piquetes con neumáticos ardiendo.
El Ministerio de la Transición Energética anunció este jueves que «ante las tensiones de aprovisionamiento en ciertos departamentos» ha decidido prolongar 48 horas más la obligación de la vuelta al trabajo de algunos empleados de los depósitos del puerto de Fos-sur-Mer, cerca de Marsella. En esta región, más del 65% de las estaciones de suministro de combustible carecen de gasolina o gasoil.
Esa obligación afecta a tres trabajadores por cada turno. La ministra, Agnès Pannier-Runacher, afirmó que «el Gobierno sigue la situación hora a hora y departamento por departamento» y aseguró que esta obligación es «selectiva para desbloquear los depósitos que están bloqueados por manifestantes». A pesar de ello, sindicatos como la CGT seguirán impidiendo que estos trabajadores seleccionados acudan a su puesto de trabajo.
Es cierto que el desabastecimiento no afecta por igual a todas las regiones, pero lo hace con especial fuerza en la costa mediterránea. Los datos oficiales facilitados reflejan que a nivel estatal el 17,9% de las gasolineras tienen falta de uno de los dos carburantes más utilizados y el 8,8% carece de los dos. Datos que han aumentado con respecto al pasado lunes 20 de marzo.
El bloqueo también es fuerte en las instalaciones de la refinería de Gonfreville, en Normandía, encargada de procesar todo el queroseno del país, combustible que sirve para que funcionen los aviones y cuya ausencia podría también afectar al tráfico aéreo.
Emmanuel Macron ya anunció que la norma tenía prevista su entrada en vigor para finales de este mismo año y reconoció que, aunque la medida fuera impopular, era “totalmente necesaria para la viabilidad del sistema de pensiones”.
El mandatario descartó cualquier tipo de cambio en su equipo de Gobierno y lamentó que la fuerza sindical se haya negado a negociar la norma y solo querer eliminarla.
La ley ha sido llevada a recurso por varios partidos políticos con el objetivo de impugnarla por la vía judicial, pero hasta el momento seguirá adelante después de haberse aprobado por vía extraparlamentaria.
Con informaciones de Reuters, AP y EFE