Siguen las protestas en Perú con bloqueos de vías en Lima

Al menos dos personas muertas en el sur de Perú y cuantiosos daños materiales en Lima dejó la gran jornada de protestas del jueves. Los bloqueos continúan este viernes 20 de enero en decenas de vías a lo largo del país, mientras miles siguen manifestándose para exigir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso y el adelanto de elecciones generales, más de un mes después de la destitución de Pedro Castillo.

La Administración de Dina Boluarte se aferra al poder mientras se recrudecen las protestas que exigen su salida.

Los bloqueos continúan este viernes 20 de enero, en 127 puntos de tránsito y en 26 vías nacionales. Un panorama que afecta a 18 de las 25 regiones de Perú, constató el equipo de France 24 en el país andino.

Las autoridades evalúan los daños materiales, después de la gran marcha antigubernamental que un día antes recorrió la capital.

Por el momento, el gobierno municipal de la capital peruana estima que los disturbios durante la denominada ‘Toma de Lima’ dejaron pérdidas materiales por alrededor de 210.000 dólares.

Entre los daños se destaca el incendio de una antigua casona del casco de la urbe, cerca al epicentro de la primera protesta masiva en reclamo de nuevas elecciones generales y la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, así como de los miembros del Congreso.

28 personas que vivían allí resultaron afectadas. Se trata de una vivienda de cuatro pisos construida a inicios del siglo XX que quedó con riesgo de derrumbe, señaló gerente de gestión de riesgos de la ciudad, Mario Cassareto.

Entre los sitios afectados también se encuentran el orfanato de Lima, alumbrado y áreas verdes donde se registran árboles caídos.

Pese a que los reclamos de miles de manifestantes continúan, la mandataria dejó claro una vez más que no se apartará del cargo. «Quiero desmentir las noticias falsas (…) El Gobierno está firme y su gabinete más unido que nunca», aseguró Boluarte en una declaración de prensa celebrada junto a un grupo de ministros en el Palacio de Gobierno de Lima, luego de que algunos reportes señalaran que su Administración cedería a la fuerte presión social.

Al menos dos muertos dejó la gran marcha nacional

La movilización nacional del jueves dejó al menos dos personas muertas en el sur de Perú.

En Arequipa, la segunda ciudad del país, violentos enfrentamientos en los alrededores del aeropuerto dejaron un fallecido y diez heridos, según datos de la Defensoría del Pueblo.

Un poco antes, la entidad también confirmó el deceso de otro hombre, que había resultado herido en la víspera, durante las manifestaciones en Macusani, cerca de la región de Puno, en la frontera con Bolivia.

En total, al menos 54 personas han perdido la vida desde que iniciaron las protestas antigubernamentales el pasado diciembre, tras la destitución y detención del presidente Pedro Castillo, luego de que intentara disolver el Congreso.

Pueblos indígenas apuntan a declararse en insurgencia

El corresponsal de France24 en Perú, Francisco Zacarías, reportó que en la región sureña de Ayacucho los ciudadanos acusan al Gobierno de Boluarte de presuntamente infiltrar “vándalos” para desprestigiar la manifestación.

El descontento social se eleva con el paso de los días. Basilio Licla, uno de los líderes de la protesta sostuvo que las comunidades indígenas no descartan declararse en insurgencia y buscar la independencia para crear lo que denominan la nueva república de Ayacucho sur, ante la injusticia social y el olvido que aseguran sufren millones de personas de los pueblos aborígenes.

Entretanto, en Lima, a donde llegaron miles de personas a pie y en autobuses provenientes de distintas regiones, principalmente campesinos e indígenas, gran parte de los movilizaciones transcurrieron de forma pacífica, mientras muchos gritaban al unísono mensajes contra la presidenta como “Dina, escucha, el pueblo te repudia”.

Pero posteriormente en el centro de la ciudad estallaron algunos focos de violencia. Grupos de manifestantes arrojaron piedras y botellas a la fuerza pública, en momentos en que los policías desplegados arrojaban gases lacrimógenos.

“Estoy en Lima para defender la patria porque hay demasiada corrupción. Dina no nos representa. Nos vamos a quedar una semana para seguir con las manifestaciones”, aseguró Demetrio Jiménez, quien llegó desde Puno, cerca de la frontera con Bolivia.

Reanudan operaciones del Aeropuerto Internacional en Cusco

En medio de la que ha sido la mayor protesta masiva desde el nuevo estallido social, cientos de personas intentaron tomar los aeropuertos de Puno y Cuzco, considerada la capital turística del país.

Ante ese panorama, las dos terminales aéreas fueron cerradas de forma temporal.

En las últimas horas el Ministerio de Transportes y Comunicaciones anunció que reiniciarían las operaciones en el Aeropuerto Alejandro Velasco Astete de Cusco.

https://twitter.com/MTC_GobPeru/status/1616440070084661250

Sin embargo, los servicios siguen suspendidos en los aeropuertos de las ciudades de Arequipa, Juliaca y Jaén.

Boluarte ratificó que varios aeropuertos, incluido el de la ciudad sureña de Juliaca, habían sido atacados «de manera concertada».

“Todo el rigor de la ley recaerá sobre aquellas personas que hayan actuado con vandalismo”, sentenció la mandataria.

Durante el último mes, las protestas estridentes y en ocasiones fatídicas han llevado a la peor ola de violencia que Perú ha experimentado en más de dos décadas. Muchos residentes de las regiones rurales más pobres expresan su ira contra el establecimiento del Gobierno central por la desigualdad y el aumento del costo de vida, poniendo a prueba a las instituciones de la rica región andina de cobre.

Por lo pronto la Administración de Boluarte insiste en su propuesta de convocar a comicios generales hasta abril de 2024, pese al reclamo de los ciudadanos que exigen votaciones de inmediato.

El descontento social crece y la incertidumbre ensombrece aún más a una nación sumergida en constantes episodios de inestabilidad política que la ha llevado a tener seis presidentes en los últimos seis años. AFP