Los fabricantes PSA (Peugeot-Citroën) y FCA (Fiat-Chrysler) se unen oficialmente este sábado para formar Stellantis, el cuarto grupo automovilístico mundial.
A partir de ahora, los Fiat, Opel, Peugeot, Alfa Romeo, Chrysler, Dodge, Jeep y Maserati saldrán de las plantas de este gigante planetario. Las 14 marcas del grupo representan alrededor de 9% del mercado automovilístico mundial, con ocho millones de vehículos vendidos en 2019.
«Tendremos un papel de primer plano en la próxima década en la redefinición de la movilidad, como lo hicieron nuestros padres fundadores con mucha energía», dijo el presidente de FCA John Elkann, refiriéndose a una «fusión histórica».
El lunes, los dirigentes del nuevo grupo franco-italo-estadounidense lanzarán la acción Stellantis en las Bolsas de Milán y París, y el martes en la New York Stock Exchange.
El martes, el expresidente de consejo de administración de PSA y nuevo director general de Stellantis, Carlos Tavares, presentará en una primera rueda de prensa su visión para el grupo de 400.000 empleados. En los próximos meses, revelará su plan estratégico.
El nuevo coloso tendrá numerosos retos por delante, entre ellos el proceso de electrificación de las gamas, la tendencia hacia los vehículos de segunda mano o de alquiler y la crisis sanitaria, que lastra la fabricación y la venta. En 2020, las ventas mundiales de PSA (Peugeot, Citroën, DS, Opel, Vauxhall) cayeron 27,8%.
Para Matthias Heck, de la agencia Moody’s, la fusión es positiva porque los grupos «mejoran su cobertura mundial, pueden colaborar a nivel tecnológico y en varios segmentos y van a ahorrar gracias a las sinergias y la experiencia de PSA, que ha sabido establecer el precio justo y gestionar sus costes».
PSA y Fiat-Chrysler estimaron que las sinergias permitirían ahora hasta 5.000 millones de euros (unos 6.000 millones de dólares) al año, en gastos de fabricación y de investigación.
– ¿Italia en el capital? –
El gobierno francés, que en un principio se opuso a la unión de Fiat con Renault, acabó elogiando la creación de Stellantis, como lo había hecho el ejecutivo italiano.
Pero ambos países estarán atentos a que el nuevo gigante «contribuya también al empleo industrial en Italia y Francia», afirmaron a principios de enero el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, y su homólogo italiano, Stefano Patuanelli.
Para mantener el control, Italia se plantea entrar en el capital de Stellantis.
«Una posible presencia del Estado en el capital social del nuevo grupo, similar a la del gobierno francés, no puede y no debe ser tabú», indicó el viceministro italiano de Economía, Antonio Misiani, al diario La Repubblica.
El Estado francés tiene una participación de 6,2% en el capital de Stellantis.
Para llevar a buen puerto esta fusión, los dos grupos adaptaron el contrato para que la unión sea equitativa. FCA redujo el monto de un dividendo excepcional para sus accionistas, de 5.000 millones a 2.900 millones de euros. PSA se retiró del fabricante de equipos Faurecia.
Por parte de los sindicatos, la mayoría aceptó la fusión, que para muchos era inevitable. Pero han asegurado que no bajarán la guardia.
«Nuestra confianza en el futuro irá acompañada a lo largo del año de una vigilancia sobre la adecuación de las políticas sociales e industriales», advirtió en un comunicado Olivier Lefebvre, delegado sindical de PSA.
Los proveedores de los dos grupos también estarán atentos a estas nuevas sinergias. «Habrá dudas pero también oportunidades», declaró a la AFP Claude Cham, presidente de la federación de fabricantes de equipos (FIEV). AFP