Naciones Unidas solicitó este miércoles a los donantes fondos para financiar un plan de 2.000 millones de dólares diseñado para contener y limitar el impacto del coronavirus en países especialmente vulnerables por sus niveles de pobreza o por ser escenario de crisis o conflictos.
«El apoyo a este plan de respuesta humanitaria es imprescindible para la seguridad sanitaria mundial. Es un imperativo moral que redunda en interés de todos. También es un paso crucial para ganar esta batalla», defendió el secretario general de la ONU, António Guterres, en una conferencia de prensa virtual junto a los jefes de varias agencias de la organización.
Guterres defendió que es fundamental «actuar ahora para frenar el impacto del COVID-19 en entornos humanitarios ya de por sí vulnerables».
Entre los países a los que la ONU pretende asistir con esta iniciativa figuran Venezuela y Colombia y otros países de la región que han recibido grandes números de venezolanos, escenarios de guerras como Yemen, Siria y Libia, de largos conflictos como Afganistán o Palestina y numerosas naciones del África Subsahariana.
Tres pilares fundamentales
La estrategia se estructura en tres pilares: contener el avance la pandemia, evitar el deterioro de la situación general en esas zonas y proteger a refugiados y desplazados, considerados un grupo en especial riesgo.
«Se trata de lugares en los que la gente, que se ha visto obligada a huir de sus hogares por las bombas, la violencia o las inundaciones, vive bajo cubiertas de plástico en los campos o hacinada en campos de refugiados o asentamientos informales», explicó Guterres.
«Esas personas no tienen un hogar en el que puedan practicar el aislamiento social. Les falta agua limpia y jabón para realizar el acto más básico de protección personal contra el virus: lavarse las manos. Si enferman de gravedad no tienen forma de acceder a un sistema de salud que pueda ofrecerles una cama de hospital y un ventilador», añadió.
Guterres destacó que los 2.000 millones de dólares que pide la ONU no son más que «una gota en el océano»
en comparación con los esfuerzos financieros mucho mayores que los países con más recursos están llevando cabo, poniendo como ejemplo el plan aprobado en las últimas horas por el legislativo de Estados Unidos, que asciende a 2 billones de dólares sólo para ese país.
La estrategia de la ONU, que será implementada por sus agencias con la colaboración de organizaciones no gubernamentales, pretende distribuir equipos de laboratorio para poder efectuar pruebas del virus y material médico para tratar a los enfermos e instalar puestos para lavarse las manos en campamentos de refugiados y desplazados.
Además, incluye la puesta en marcha campañas de información para que la población sepa cómo protegerse y el establecimiento de puentes aéreos en África, Asia y América Latina para mover trabajadores y suministros humanitarios a los puntos más necesitados.
El jefe humanitario de Naciones Unidas, Mark Lowcock, recordó que el COVID-19 ha golpeado con mucha fuerza a algunos de los países más ricos del mundo y que ahora está comenzando a llegar a zonas de guerra o sumidas en la pobreza, donde los ciudadanos no cuentan con protecciones básicas.
Lowcock anunció que la propia ONU desembolsará 60 millones de dólares de su fondo para emergencias para apoyar el plan, que se suman a 15 millones ya anunciados previamente, y pidió a los Gobiernos contribuir cuanto antes, sin dejar de financiar los compromisos humanitarios previos que apoyan a 100 millones de personas en todo el mundo.
«No podemos salvar a niños del COVID-19 y perder a muchos por neumonía, sarampión y cólera», añadió la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, que destacó el impacto que la pandemia está teniendo en los menores por el cierre de escuelas, la pérdida de empleos de sus padres y las secuelas psicológicas que pueden sufrir, entre otras cosas.
El director general de la Organización Mundial de la salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, recordó que la pandemia está acelerándose y aseguró que el mayor peligro que plantea el coronavirus es para las personas ya afectadas por otras crisis
«Imploro a los líderes que se unan y escuchen este llamamiento», señaló EFE