El expresidente argentino Carlos Menem murió este domingo tras haber estado varios días internado por una infección urinaria. Menem gobernó por dos períodos en la década de los noventa.
Dice el diario El Clarín de Argentina: «Nadie ignoraba el carisma y la popularidad de Menem cuando lanzó su candidatura presidencial a fines de los 80, tras ejercer como gobernador de La Rioja en dos períodos (1973-1976, y luego desde 1983 con la restauración democrática). Aún así, parecía sorprendente que con su “look” extraño y con propuestas contradictorias, pudiera vencer al aparato peronista que se encolumnaba detrás de un candidato más tradicional y formal como era Antonio Cafiero quien, además, venía ejerciendo sin tantos sobresaltos la gobernación en Buenos Aires».
“Síganme, no los voy a defraudar”, prometió Carlos Menem en su primera campaña electoral que le llevó en mayo de 1989 a la presidencia de Argentina. Fue, tal vez, su frase más célebre, pero a la que sólo el tiempo colocará en su verdadera dimensión. En un país convulsionado –hiperinflación, saqueos, incertidumbre- como el de aquel momento, nadie imaginaba adónde nos llevaría Menem.
Seis años más tarde, consiguió su reelección, tras ejecutar un programa social y económico opuesto del que había prometido. Pero, a la vez favorecido por conseguir un marco de cierta estabilidad, la que le había dado la Ley de Convertibilidad ejecutada por Cavallo. Fue el mismo sistema que, una vez agotado, lo llevaría a su declive –en cuanto a su proyección personal y al del país entero- con el estallido del 2001. Ya sería otra historia.