Marruecos: Se eleva la cifra de fallecidos a 2.681 y 2.530 heridos por el terremoto

El terremoto de magnitud 6,8 en Marruecos ha dejado ya al menos 2.681 víctimas mortales y otras 2.530 heridas en diferentes localidades, sobre todo en las montañas del Atlas, próximas al epicentro, que se ha situado en Ighil, a unos 60 kilómetros al suroeste de Marrakech. Es el peor registrado en las últimas décadas en este país que busca contra reloj a supervivientes antes de que pasen las primeras 72 horas.

Con palas y excavadoras, rescatistas expertos y sobrevivientes se unen para cavar entre los escombros de las remotas aldeas marroquíes, arrasadas por el terremoto de 6,8 de magnitud, registrado el pasado 8 de septiembre.

Después de 48 horas, las labores son de suma urgencia para tratar de encontrar vidas bajo casas de madera y ladrillo que se convirtieron en ruinas, pero los desafíos son de gran magnitud.

El número de fallecidos aumentó a 2.681, informó este lunes 11 de septiembre el Ministerio del Interior. Además, 2.530 personas resultaron heridas.

Trabajadores de emergencia sacan un cuerpo de los escombros, en la ciudad de Amizmiz, afectada por el terremoto, al sur de Marrakech, Marruecos, el 10 de septiembre de 2023. © Nacho Doce/Reuters

Muchas estructuras se derrumbaron fácilmente, incluidas casas tradicionales de ladrillos de adobe –una mezcla de arcilla y arena– piedra y madera tosca, una de las características pintorescas que han convertido al Alto Atlas en un imán para los turistas durante generaciones, ahora ampliamente destruida por el movimiento telúrico.

«Es difícil sacar a la gente con vida porque la mayoría de las paredes y techos se convirtieron en escombros de tierra cuando cayeron, enterrando a quien estuviera dentro sin dejar espacio de aire», afirmó un trabajador militar, que pidió no ser identificado debido a normas en el Ejército.

«Es una catástrofe»

Visitantes y residentes hacen filas para donar sangre. En algunas aldeas, la gente llora, mientras los niños y policías con cascos cargan y sacan a los muertos. El rostro de Khadija Fairouje estaba hinchado por el llanto mientras se unía a familiares y vecinos que arrastraban sus pertenencias por calles llenas de piedras.

«Es una catástrofe (…) No sabemos cuál es el futuro. La ayuda sigue siendo insuficiente”, señaló el marroquí Salah Ancheu.

Quienes sobrevivieron pasaron la tercera noche a la intemperie, en medio de sus viviendas destruidas o en condiciones inestables.

En Imgdal, un pueblo a unos 75 kilómetros al sur de Marrakech, mujeres y niños se aglomeraban bajo tiendas de campaña improvisadas, instaladas a lo largo de la carretera, mientras algunos se congregaron alrededor de una fogata.

Ya es el terremoto más mortífero del país africano en seis décadas. No obstante, debido a que gran parte de la zona del terremoto se encuentra en regiones de difícil acceso, aún se desconocen por completo las consecuencias. Las autoridades no han publicado ninguna estimación sobre la cifra de personas que siguen desaparecidas.

Las carreteras bloqueadas u obstruidas por rocas desprendidas han dificultado el acceso a los sitios más afectados.

«Hay carreteras peores más arriba que todavía están bloqueadas y estamos tratando de abrirlas también», aseguró el rescatista Ayman Koait, mientras furgonetas cargadas con ayuda se acumulaban a lo largo de una estrecha pista despejada.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que 300.000 personas resultaron afectadas por el terremoto, devastador tras registrar una profundidad relativamente poco profunda.

La mayor parte de la destrucción y las muertes se produjeron en la provincia de Al Haouz, en las montañas del Alto Atlas, donde las casas se plegaron sobre sí mismas y las carreteras empinadas y sinuosas quedaron obstruidas por los escombros.