La sobredosis de una joven por un ídolo de la música, el autogol de un futbolista y un homicidio a machetazos son algunas de las trágicas muertes que han conmocionado a Colombia.
Por una bala perdida, en un atraco ajeno, mientras iba en un Uber, falleció el cantante colombiano de música urbana Legarda, cuando empezaba a destacarse en la escena musical regional. El hecho causó conmoción en toda Colombia por las absurdas coincidencias. Pero no ha sido la muerte cuyas circunstancias rayan en lo insólito a lo largo de la historia nacional, que resaltan los episodios de violencia más crudos del país.
El pasado 6 de febrero, en el exclusivo sector El Poblado, de Medellín, dos delincuentes en moto pretendieron hacer un fleteo, una modalidad de robo a mano armada contra una persona que acaba de retirar gran cantidad de dinero de una oficina bancaria. Pero la víctima, que trabaja en una empresa de seguridad, tenía un arma y la desenfunda contra los motorizados. Y comienza una balacera.
Justo en ese momento pasa por el lugar el carro de servicio público que transportaba al reguetonero de 29 años. El hombre que sería la víctima le propina un tiro a uno de los delincuentes, que fallece de inmediato; hiere al otro, que logra escapar y cuadras adelante es detenido por la Policía, y atina uno en la cabeza a Legarda. El cantante llega con «daño cerebral muy severo» a la clínica donde fue trasladado.
La mañana siguiente, justo el día en el que lanzaba el sencillo Nutella, el joven artista fallece de un paro cardiorrespiratorio. La noticia fue titular en todos los medios del país, además, porque protagonizaba una historia de amor de farándula con una reconocida influenciadora, cantante y actriz, Luisa Fernanda W, con quien se conoció en la versión colombiana del reality Master Chef Celebrity.
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La muerte de Legarda recuerda otras de personalidades destacadas -o que involucran celebridades- que también han conmocionado a Colombia a lo largo de su historia porque las circunstancias de los hechos, además de reflejar la violencia del país, son casi insólitas. Los asesinatos de un político a machetazos, de un candidato presidencial que generó desmanes inimaginables, de un futbolista por meter un autogol, de una joven por sobredosis en la mansión de un famoso cantante y de un universitario que aun no se resuelve.
Rafael Uribe Uribe (1914)
Uribe fue un militar y estadista que participó en tres guerras civiles colombianas de finales del siglo XIX con el firme ideal de instaurar el socialismo y sindicalismo en el país. Las perdió todas, por eso la prensa lo llamaba el ‘Cónsul del desprestigio’. En la última, La Guerra de los Mil Días, le tocó ver cómo el conservadurismo ganaba hegemonía. Sin embargo, mantuvo un importante activismo político desde la oposición como jefe del Partido Liberal, lo que no le venía bien al poder.
El 8 de febrero de 1914, el general Rafael Uribe caminaba por la Plaza de Bolívar, en pleno centro de Bogotá, hacia el Capitolio Nacional, cuando fue interceptado por dos hombres que, sin mediar palabra, lo atacaron con hachas sin compasión. Cuando la multitud estaba aglomerada en la escena de los hechos, un doctor que pasaba cerca fue alertado por la gente. Lo atendieron en su propia casa, ubicada cuadras abajo, pero con múltiples contusiones en todo el cuerpo, incluyendo una enorme en la cabeza, falleció esa misma madrugada.
El asesinato ya había sido anunciado por otro militar colombiano desde Caracas, Venezuela, a donde había llegado rumores de la amenaza. El sepelio reunió una multitud de gente en la Plaza de Bolívar, y mucho rechazo. Más adelante capturaron a los asesinos, los carpinteros Leovigildo Galarza y Jesús Carvajal, sentenciados a 20 años de cárcel y el pago de 80 mil pesos oro. Pero nunca se supo quiénes fueron los autores intelectuales. El crimen quedó reseñado en el libro Reminiscencias de Santafé de Bogotá, de José María Córdovez.
Jorge Eliécer Gaitán (1948)
Después de la derrota del Partido Liberal en las elecciones de 1946, Gaitán era el favorito para ganar la presidencia de Colombia al momento de su muerte. Fue el 9 de abril de 1949. Salía de su despacho de abogados en Bogotá cuando un hombre le disparó a quemarropa. El caudillo movía las masas más reprimidas del país que veían en el caudillo la esperanza de las ideas socialistas.
Por eso, el anuncio de su muerte cambió el curso del país. Seguidores en la capital se volcaron a las calles en unas violentas protestas que se conocen en la historia como ‘El Bogotazo’. Incendios, robos, destrucción de propiedad públicas y privadas, peleas. En medio de ello lincharon al autor material del asesinato, Juan Roa Sierra. El levantamiento dejó más de tres mil muertos, pues se replicó en varias ciudades liberales.
La asonada desencadenó una época conocida como La Violencia, que generó una guerra civil entre los partidos Liberal y Conservador, de la que se vio surgir a las guerrillas que más adelante dieron lugar al reciente conflicto armado conocido en Colombia. El crimen de Gaitán fue declarado de lesa humanidad, nunca se conocieron los autores intelectuales.
Andrés Escobar (1994)
La Selección Colombia acababa de dar un partido inolvidable en el que derrotaba a la favorita Selección de Argentina, de Diego Armando maradona, cinco goles por cero, en su propia casa, durante las eliminatorias para el Mundial Estados Unidos 1994. El país vibraba con un cuadro tricolor de Carlos ‘Pibe’ Valderrama, Faustino ‘Tino’ Asprilla, Freddy Rincón, Víctor Hugo Aristizábal, Iván René Valencia, Andrés Escobar, y otros.
El mundo entero volcó los ojos a la selección, y la prensa la empezó a nombrar entre los favoritos a llevarse la copa del mundo. Pero no pasó ni la primera ronda, y en uno de los partidos, contra el anfitrión, Escobar, conocido como el ‘Caballero del fútbol’, metió un autogol por error. Todo el país hablaba de su acto como el que los sacó del Mundial. La gente estaba histérica y empezó a recibir amenazas.
A su regreso a Colombia, el 2 de julio de 1994, Escobar departía en un restaurante de su natal Medellín con unos amigos cuando unos hombres empezaron a hostigarlo, entre ellos David y Santiago Gallón Henao, vinculados al paramilitarismo y narcotráfico. Para evitar problemas decidió irse. Los hombres, ya dentro de una camioneta, le siguieron por el parqueadero y, entre insultos, el conductor le disparó en seis ocasiones.
El asesino fue condenado a 43 años de prisión, aunque pasó mucho menos. Era el chofer de un importante narcotraficante a quien nunca le comprobaron su vínculo con el crimen, aunque estuvo en el lugar de los hechos al momento del homicidio.
Doris Adriana Niño (1997)
Doris Adriana Niño no era conocida antes de su muerte. Era una de las tantas amantes del ídolo de la música popular colombiana conocida como vallenato, Diomedes Díaz. El 15 de mayo de 1997, la joven de 22 años se encontró con el cantante en el norte de Bogotá, la mañana siguiente su cuerpo fue encontrado sin vida en una carretera de Boyacá, el departamento de al lado.
Tenía signos de violencia, y Medicina Legal comprobó que falleció por una sobredosis de cocaína. La investigación de las autoridades determinó que el responsable de su muerte fue Diomedes Díaz, un gran revuelo en el país entre quienes lo culpaban y quienes lo apoyaban, que eran más. El cantante fue condenado bajo prisión domiciliaria. Dos años después, se fuga al conocer que le quitarían el beneficio de casa por cárcel.
El ‘Cacique de la Junta’, ante el escándalo nacional, decide entregarse en 2002 y finalmente es condenado a 12 años de prisión. En 2003 la pena se redujo a seis años. Y en 2004 quedó en libertad. El guardia de seguridad del edificio del artista testifica contra él, y otras personas más que estuvieron en su casa el día de la fatal fiesta. Pero Diomedes siguió cantando, cada vez menos por los estragos de los excesos del alcohol y la droga. Falleció el 22 de diciembre de 2013 de un paro cardiorrespiratorio.
Luis Andrés Colmenares (2010)
La noche del 31 de octubre de 2010, el estudiante de ingeniería de la prestigiosa Universidad de los Andes salió a celebrar Halloween con un grupo de amigos en el exclusivo sector de los alrededores del Parque de la 93, en Bogotá. A la mañana siguiente, su cuerpo apareció con signos de violencia en el caño El Virrey. Las personas que lo acompañaban no dieron respuesta, y el alegato fue que cayó por su estado de embriaguez, pero los hechos eran confusos.
La versión que dio Laura Moreno, una joven con quien Colmenares intentaba una relación amorosa, no convenció a su padre, el abogado Luis Colmenares. Debido al prestigio de las familias en disputa, el caso rápidamente se volvió mediático y ocupó los primeros temas de la agenda pública varios años. Los familiares de las víctimas dieron nuevas pruebas que demostraron errores e inconsistencias en el proceso.
En 2014 uno de los compañeros acusados del homicidio por la defensa de la víctima, Carlos Cárdenas, fue absuelto por falta de pruebas. Y pese a las contradicciones de los testimonios de otras dos compañeras, Moreno y Jessy Quintero, también quedaron en libertad en 2017. El caso sigue sin resolverse y el abogado Colmenares se mantiene en buscar justicia. Mientras tanto, Netflix decidió crear una serie sobre el crimen por lo polémico del proceso, que se lanzará este año, reseña Infobae