Más de la mitad de la población de Inglaterra, unos 28 millones de personas, vive bajo restricciones sociales para tratar de frenar los contagios de coronavirus, después de que este sábado hayan entrado en vigor nuevas medidas en Londres y el condado de Lancashire.
Cualquier encuentro social bajo techo ha quedado vetado en la capital británica, mientras que los bares y pubs están clausurados tanto en Lancashire como en área metropolitana de Liverpool, donde tampoco pueden abrir sus puertas gimnasios y salas de juego.
Las autoridades locales de Manchester, no obstante, se resisten a aplicar las restricciones que considera necesarias el Gobierno británico y reclaman mayor financiación para los empleados y empresas que se vean afectados por los cierres.
El primer ministro britáico, Boris Johnson, ha amenazado con imponer esas limitaciones sin el consentimiento de los responsables municipales de la ciudad inglesa en caso de que no se llegue a un acuerdo este fin de semana.
Ante el avance de la pandemia, se mantiene la presión sobre Johnson desde diversos ámbitos para decretar un confinamiento estricto de la población en el conjunto de Inglaterra durante dos o tres semanas.
El mayor sindicato de profesores del Reino Unido, NEU, se ha sumado a las voces que piden que se aplique esa medida durante el parón escolar previsto a finales de octubre.
Los asesores científicos del Gobierno recomendaron al primer ministro adoptar esa medida en septiembre, según quedó reflejado en el registro de una reunión de ese grupo asesor, pero Johnson ha desestimado por ahora dar ese paso, aunque no lo descarta.EFE