Rusia dispone de varios canales con los que sortear la exclusión del sistema SWIFT y China podría aprovechar la coyuntura para fomentar sus propios sistemas y dejar muy golpeado al dólar.
Moscú lleva tiempo puliendo su propio sistema para paliar los posibles efectos de una exclusión, el SPFS (Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros), es un canal alternativo para la transmisión de mensajes electrónicos sobre transacciones financieras que, garantiza la transmisión ininterrumpida de mensajes financieros tanto dentro del país como en el extranjero.
Según la agencia oficial TASS, el Banco de Rusia lanzó SPFS en modo de prueba en 2014 y puede transmitir datos en formato SWIFT. En 2017, comenzó a funcionar en su totalidad, transmitiendo mensajes sobre transacciones en cualquier divisa.
En abril de 2021, más de 20 bancos bielorrusos, el Arshidbank armenio y el Banco kirguís de Asia estaban conectados. Además, las filiales de los grandes bancos rusos en Alemania y Suiza tienen acceso a él y se están llevando a cabo negociaciones sobre acuerdos en SPFS con China; a la fecha, 399 usuarios participan en el sistema.
En 2020, el tráfico mensual de SPFS ascendió a 2 millones de mensajes y la participación del sistema en el intercambio interno de datos financieros de Rusia alcanzó el 20,6 %, por delante de SWIFT.
La jefa del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiúlina, ha invitado este lunes a los participantes del mercado financiero extranjero al SPFS. «Tenemos un sistema de mensajería financiera, el SPFS, que puede reemplazar el SWIFT dentro del país. Los participantes exteriores pueden unirse», señaló en una declaración ante los medios tras una reunión del consejo de la entidad monetaria rusa.
EL CIPS CHINO
Rusia también tiene cerca al gobierno de Pekín, que cuenta con la alternativa del sistema de pagos interbancario internacional de China (CIPS), creado en 2015.
El sistema CIPS, al que algunos bancos rusos ya se sumaron en 2019, podría alcanzar una fortaleza suficiente como para permitir a las dos potencias vecinas eludir el sistema occidental.
Además de reducir la necesidad de dólares (el comercio Rusia-China se puede liquidar en yuanes) las transacciones que realicen a través del sistema de pagos chino dificultan a EEUU y sus aliados monitorear las transacciones y, por lo tanto, interrumpirlas.
Mientras el 40% de los pagos internacionales del mundo sean en dólares, una instalación de compensación para el yuan como el CIPS -cuya cuota es del 3%- no puede ser una alternativa mundial. Sin embargo, según Blommberg, el yuan dígital que funciona como token, está «técnicamente preparado» para su uso transfronterizo.
Si una empresa o un particular chino se viera amenazado por no poder enviar dinero al extranjero porque SWIFT no transmitiera sus instrucciones, siempre se podría convencer a un intermediario de un país amigo para que aceptara el yuan digital y reenviara un pago en stablecoin en dólares a la contraparte del comprador chino en el extranjero.
El intermediario no se enfrenta a ningún riesgo crediticio porque está negociando con dinero soberano, respaldado por los contribuyentes de la segunda economía más grande del mundo. Tampoco habrá riesgo de liquidación. La cadena de bloques hará que todas las transacciones sean «atómicas», lo que significa que el dinero cambiará de manos -en forma de fichas- sin exponer a ninguna de las contrapartes a un limbo, reseña ElEconomista.es.