La empresa del magnate y expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como su director financiero Allen Weisselberg, fueron acusados de haber planeado desde 2005 una operación para defraudar a las autoridades fiscales federales, estatales y locales, para evitar el pago de impuestos.
Tanto la Organización Trump, como Allen Weisselberg, su jefe financiero de vieja data, se declararon inocentes este jueves primero de julio de 2021 de los cargos penales en su contra, en el marco de una investigación del distrito de Manhattan por sus dudosas prácticas fiscales.
Según la acusación contra Weisselberg, quien ha trabajado para el negocio familiar de los Trump durante 48 años, el ejecutivo maniobró para evitar el pago de impuestos sobre más de 1,7 millones de dólares en ingresos.
El director financiero de Trump y representantes de la compañía comparecieron en un juzgado de Manhattan este jueves, un día después de que un jurado los imputara en el marco de la investigación.
El fiscal adjunto del distrito, Carey Dunne, describió como un esquema de fraude fiscal «arrollador y audaz», el plan de 15 años «orquestado por los ejecutivos más importantes» para eludir impuestos, que viene siendo investigado hace más de dos años.
Los 15 cargos imputados incluyen conspiración para defraudar, fraude fiscal o falsificación de documentos, entre otros.
Así operaba el esquema, según la acusación
La Organización Trump opera desde hoteles hasta campos de golf y complejos turísticos en todo el mundo. Antes de ingresar a la Casa Blanca en enero de 2017, el exmandatario la puso en un fideicomiso supervisado por sus hijos adultos Donald Jr. y Eric, así como por Weisselberg, para evitar conflictos de interés. Hoy no está claro qué papel tiene en la empresa.
La acusación de 25 páginas detalla cómo entre 2005 y mediados de 2021 la empresa operó un sistema con el que, presuntamente, pagaba a Weisselberg y otros ejecutivos «por debajo de la mesa». Les daba una parte importante de sus compensaciones en “beneficios extraoficiales” que terminaban deduciéndoles impuestos.
El propio Weisselberg, de 73 años, fue acusado de ocultar 1,76 millones de dólares en ingresos, incluido el alquiler de un apartamento en Manhattan y los pagos de arrendamiento de dos vehículos Mercedes Benz, entre otros.
Los fiscales dijeron que esto permitió al fiel escudero del expresidente evadir aproximadamente 900.000 dólares en impuestos y recaudar 133.000 dólares en reembolsos irregulares.
Durante la lectura de cargos en el Tribunal Penal de Manhattan, Carey Dunne afirmó que «esta no es una práctica estándar en la comunidad empresarial, ni fue el acto de un empleado deshonesto o aislado».
Donald Trump: “Es una caza de brujas”
“La caza de brujas política de los demócratas de izquierda radical, con Nueva York ahora asumiendo la tarea, continúa. ¡Está dividiendo a nuestro país como nunca antes”, escribió el expresidente, quien no fue acusado en esta etapa de la investigación, citado por agencias internacionales.
Sus declaraciones coinciden con las de su empresa, que denunció en un comunicado que Allen Weisselberg está siendo usado por los fiscales como un “peón” en un intento por afectar al exmandatario, meses después de que perdiera las elecciones presidenciales.
De acuerdo con la compañía, «el fiscal del distrito está presentando una acusación criminal sobre compensaciones de empleados que ni el IRS (la autoridad fiscal estadounidense) ni otros fiscales pensarían nunca en presentar. Esto no es justicia, esto es política”.
La imputación de cargos es apenas un paso dentro del juicio. Con uno solo de los cargos, hurto mayor, Weisselberg podría tener una pena máxima de 15 años de prisión si es encontrado culpable. La Organización Trump, por su parte, podría enfrentar multas y otras sanciones si ocurre lo mismo.
Con información de EFE, AP, Reuters