La cuarentena británica deja en el limbo a miles de trabajadores y turistas

aeropuerto de londres

La cuarentena de 14 días impuesta a los viajeros que llegan al Reino Unido desde España ha trastocado los planes vacacionales de miles de personas, pero también sitúa en territorio desconocido a los que deben reincorporarse a sus trabajos y rehacer su vida en la nueva normalidad del coronavirus.

A todos ellos, a los nacionales y no nacionales, les ha cogido por sorpresa el anuncio efectuado el pasado sábado por el Gobierno británico sobre la imposición al día siguiente de un periodo de autoaislamiento obligatorio, so pena de multa de más de 1.000 euros.

Desde entonces, los programas radiofónicos y televisivos, los periódicos y las redes sociales se han llenado de testimonios de personas a las que se les acumulan las preguntas, montañas de dudas que sugieren que el Ejecutivo liderado por el conservador Boris Johnson ha vuelto a actuar de manera improvisada y repentina.

Tan súbita que a su ministro de Transporte, Grant Shapps, el anuncio le pilló de vacaciones familiares en España y ha tenido que regresar antes de tiempo; aunque supuestamente guardará cuarentena como cualquier ciudadano; al menos sabe que su jefe no le despedirá.

Craig Cowgill, de la ciudad inglesa de Bury, tampoco cree que vaya a perder su empleo de gerente de una pequeña empresa local, pero dejará de recibir dos semanas de salario si debe autoaislarse cuando regrese de las Islas Canarias, adonde preveía viajar este jueves, si es que al final puede ir, porque los turoperadores cambian sus programas día a día.

«No sé qué hacer ahora. Confío en que (el turoperador) Jet2 me ofrezca una devolución (si cancela el paquete vacacional) o que el Gobierno elimine a las islas (Canarias) de la cuarentena», declaró Cowgill a los medios locales.

Como él, el Gobierno español espera que Londres acceda a crear corredores aéreos que eximan a las personas procedentes de las Canarias y Baleares, así como de otras zonas españolas con baja incidencia de coronavirus, de tener que cumplir el confinamiento de 14 días, que prohíbe totalmente salir a la calle y requiere de ayuda externa para hacer la compra.

«Aquellos que regresan de España y descubren de repente que deben guardar la cuarentena están en una posición legal muy débil, pues sus jefes no tienen que darles días libres si no pueden trabajar desde casa», ni tienen acceso a una baja por enfermedad remunerada, ha explicado la abogada laboralista Danielle Parsons.

«Si eres capaz de explicar tu situación a tu patrón», ha precisado la letrada, éste podría plantear la posibilidad de que «cojas vacaciones pendientes o vacaciones no pagadas».

«No obstante -concluye-, si esta situación desemboca en una disputa, el trabajador solo puede presentar una denuncia por despido improcedente si lleva dos o más años en el empleo en cuestión».

La española Celia González es consciente de que, incluso antes del anuncio de las nuevas restricciones, irse de vacaciones a su país para ver a la familia «ya era un riesgo».

Pero tras aterrizar el lunes en el aeropuerto londinense de Heathrow en un vuelo procedente de Madrid, González, quien vive en la capital británica, reconoce que la cuarentena, en su caso, no es un gran inconveniente.

Trabaja como gerente de ventas en un comercio y explica que aún está recibiendo un subsidio del Gobierno como parte del expediente de regulación de empleo temporal que solicitó la empresa al inicio de la crisis sanitaria.

«La gente está molesta porque (la cuarentena) les ha cogido de vacaciones, pero se sabe que es un riesgo viajar en medio de una pandemia», expone González, de 30 años.

El Gobierno británico ha advertido de que la cuarentena es obligatoria y, en consecuencia, aquellos que no la cumplan se enfrentan a una multa de hasta 1.000 libras (unos 1.027 euros), si bien han surgido dudas sobre su vigilancia.

Manuel y María, dos españoles que residen desde hace años en Londres, han pasado por las dos cuarentenas decretadas por Londres desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19.

En ningún caso, explican a Efe, han sido contactados por las autoridades para comprobar que estaban cumpliendo con el periodo de autoaislamiento, lo que deja entrever que el éxito de la medida depende de la buena voluntad de la ciudadanía.

María rellenó un formulario en la web del Gobierno antes de coger el avión en Bilbao con destino a Heathrow, con información sobre teléfonos de contacto y dirección del lugar en el que pasará la cuarentena.

«Si al llegar a Londres pasas por un agente de inmigración te preguntará si rellenaste el formulario, pero no lo comprueba y tampoco me han llamado desde entonces», observa María.

A esta sensación de descontrol se une el hecho de que mucha gente considera que la nueva cuarentena es desproporcionada y que no se corresponde con la realidad estadística que registra ahora mismo España.

«Es un poco injusto porque los nuevos casos se han dado casi todos en Cataluña, pero donde yo estuve la situación está tranquila, los casos están bajo control», ha descrito la valenciana Miriam Cortes, quien vive en Londres y trabaja como cirujana en un hospital.

Acaba de volver al Reino Unido después de visitar durante dos semanas a su familia en Valencia, adonde viajó, de hecho, porque «no había entonces cuarentena», si bien, de «repente y en apenas 24 horas», anunciaron su imposición.

«Todo el mundo lleva mascarillas por la calle, los restaurantes son muy cuidadosos, se respeta la distancia social, incluso más que aquí a veces. Así que creo que es un poco injusto», señala Cortes.
EFE