Ni la dimisión de destacados miembros de su gobierno ni las presiones de su grupo parlamentario han convencido al primer ministro británico, Boris Johnson, de que debe dejar el cargo, al que se aferra contra viento y marea para ser él quien decida cómo y cuándo acaba su mandato.
Según la cadena británica BBC, Johnson dijo a sus ministros en una reunión este miércoles en su residencia y despacho oficiales en Downing Street que es «muy importante» que siga «enfocado en los retos» que afronta el Reino Unido, pese a que ahora mismo se ha quedado prácticamente sin equipo para poder abordarlos.
Les ha planteado que, si renuncia, los próximos meses estarán centrados en las elecciones dentro del Partido Conservador para sustituirle, en lugar de en la labor de gobierno, tras lo cual su sucesor se vería presionado para convocar unas elecciones generales que podrían ganar los laboristas.
El principal argumento de Johnson para mantenerse en el puesto es que ganó un apoyo «colosal» del electorado en los comicios del 12 de diciembre de 2019 y que «lo responsable» es seguir cumpliendo su programa, según dijo hoy a la comisión de Enlace de la Cámara de los Comunes.
Desafiante
El líder «tory» mantiene actualmente una actitud «desafiante», según la BBC, a pesar de que un buen número de sus ministros le ha pedido esta tarde que dimita, ante la crisis en su formación y en el gobierno.
Un ayudante suyo, James Duddridge, ha declarado que su jefe está «de un humor boyante» y que mañana prevé hacer nombramientos y planea un anuncio económico importante con el nuevo titular de Economía, Nadhim Zahawi, nombrado el martes en sustitución del dimisionario Rishi Sunak.
En las últimas 24 horas, además de Sunak ha dimitido el titular de Sanidad, Sajid Javid, y otros 39 cargos ministeriales, mientras que buena parte de su grupo parlamentario le ha retirado el apoyo.
Los ministros que hoy visitaron Downing Street para decirle que se vaya son, entre otros, la titular de Interior, Priti Patel; el ministro para Gales, Simon Hart; el de Transporte, Grant Shapps, y el propio Zahawi.
También figurarían Michelle Donelan, recién nombrada titular de Sanidad en lugar de Javid, y la encargada de Comercio internacional, Anne-Marie Trevelyan, así como el ministro de Empresa, Kwasi Kwarteng, y el responsable de Irlanda del Norte, Brandon Lewis.
Michael Gove, titular de Cohesión territorial, ya pidió a Johnson horas antes que dejara el cargo y, según los medios británicos, ha sido cesado.
A Johnson también le quedan algunos aliados, como la ministra de Cultura, Nadine Dorries; el responsable de Oportunidades del Brexit, Jacob Rees-Mogg, y quizás ahora también Zahawi.
Se desconoce el posicionamiento del ministro de Justicia y número dos del g obierno, Dominic Raab, y de la ministra de Exteriores, Liz Truss, ambos estrechos colaboradores y esta última presuntamente con aspiraciones a sucederlo.
Maniobras de los diputados
Si no dimite por su cuenta, es posible que el Comité 1922, presidido por Graham Brady y que agrupa al grupo parlamentario «tory», cambie las normas para forzar una moción de censura interna una vez celebre elecciones a su junta directiva a principios de la semana que viene.
Johnson ya superó una el pasado 6 de junio -con 41 % de diputados en contra- y las reglas vigentes impiden convocar otra en doce meses.
Si perdiera la moción, el político de 58 años tendría que dimitir como líder de los conservadores y al frente del gobierno, con lo que se iniciaría un proceso de comicios primarios para elegir a su sustituto.
Durante una turbulenta comparecencia este miércoles ante la comisión de Enlace, Johnson aseguró que no convocará elecciones anticipadas, al tiempo que pronosticó que «por supuesto» seguirá siendo primer ministro mañana. EFE
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