A ocho meses de las primarias demócratas para la Casa Blanca, el exvicepresidente estadounidense Joe Biden arranca este sábado su campaña con un gran acto en Pensilvania para consolidar la ventaja sobre sus rivales, llamando a los votantes a sanar las divisiones y rechazar el «corazón duro» de Donald Trump.
Desde que se largó a la carrera presidencial con un mensaje en el que desafió a Trump, el 25 de abril, la ex mano derecha de Barack Obama ha marcado una clara ventaja respecto a los otros precandidatos demócratas, más de una veintena, reseña AFP.
Tras un primer acto público algo modesto en Pittsburgh, Biden programó una concentración masiva para el sábado por la tarde en Filadelfia, donde instaló su cuartel general de campaña.
Eligió para ello -quizá para marcar los tiempos de combate que se avecinan- un lugar muy cercano al museo en el que el boxeador de la película «Rocky» se entrenaba.
«Algunos dicen que los demócratas no quieren escuchar de unidad. Que están enojados y que mientras más enojado estés, mejor», Biden dirá en su discurso, según extractos difundidos por su equipo antes del mitin. «No lo creo», dirá, añadiendo que su candidatura ofrece a todos «un camino distinto» hacia la unidad.
«Si los estadounidenses quieren un presidente que aumente nuestra división, que lidere con el puño apretado (…) y el corazón duro, que satanice a sus oponentes y vierta odio, no me necesitan. Ya tienen un presidente que hace precisamente eso».
El escenario elegido para su discurso no es un azarosa: Pensilvania pasó al campo republicano en 2016, y para ganar a nivel nacional los demócratas deberán reconquistarlo.
Nacido aquí, popular entre los obreros y en el electorado negro y moderado, Biden parece el demócrata mejor ubicado para hacerlo.
– CAMPO FRAGMENTADO –
Para los demócratas, lo que cuenta «en este momento es (…) apostar a un nombre conocido, capaz de derrotar a Trump», analiza Lara Brown, politóloga de la universidad George Washington.
La entrada en liza de Biden coincidió con la decadencia del número dos en los sondeos, el senador independiente Bernie Sanders, ubicado más a la izquierda.
La última encuesta de RealClearPolitics sitúa a Biden con 38,1% de las intenciones de voto, más del doble de Sanders, con 16,4%. Todos los demás están por debajo de 10%.
Biden tiene la ventaja de seguir una vía de centro «en un campo tan fragmentado» como el del partido opositor, con 23 precandidatos, muchos de ellos progresistas, observa Robert Boatright, profesor en la universidad Clark.
Sin embargo, con 76 años, ocho de ellos junto a Obama y 35 en el Senado, Biden podría tener dificultades para encarnar el cambio que tanto ansían los demócratas.
Con su habitual habilidad para la sorna, Trump lo llamó «Sleepy Joe» (Joe el soñoliento). Antes lo había tildado de «vicioso», aludiendo a los testimonios de mujeres que resaltaron las marcadas muestras de afecto de Biden.
Habituado a las metidas de pata, Biden había prometido justo antes de anunciar su precandidatura que evitaría esos errores o torpezas, pero desde que inició su campaña se empeña en hacerlo.
«Veremos qué pasa cuando deba responder a preguntas que no le habrán sido realizadas con antelación», advirtió Lara Brown.
– LA IZQUIERDA, AL ATAQUE –
Por otro lado, Biden deberá explicar numerosos episodios controvertidos en carrera, como su firme respaldo a una ley anticriminalidad que castigó duramente a la población negra.
Derrotado en dos oportunidades en las primarias demócratas, en 1998 y 2008, fue acusado de plagio en sus discursos de campaña hace 21 años.
La izquierda del partido lo ha tomado como blanco. La precandidata Elizabeth Warren, por ejemplo, lo acusa de estar del lado de los bancos, a raíz de una ley que respaldó y que favoreció a las empresas de tarjetas de crédito.
La joven diputada socialista y ambientalista Alexandria Ocasio-Cortez dice a su vez que las medidas previstas por Biden para luchar contra el calentamiento global son demasiado tibias.
«Estamos todavía navegando en aguas desconocidas», subraya Boatright. Máxime cuando el nuevo calendario para las primarias, que otorga un peso más significativo a la progresista California, no es precisamente favorable a Biden.
Quienes podrían verse en cambio favorecidas son Warren y la senadora californiana Kamala Harris, tercera y cuarta respectivamente en los sondeos.
Con 54 años, Harris ironizó recientemente a propósito de quienes la ven como compañera de fórmula de Biden para ser la primera vicepresidenta negra en el país.
Invirtiendo los papeles, dijo: «Joe Biden sería un excelente compañero de fórmula mío (…). Ya probó que conoce muy bien el trabajo de vicepresidente».