Interrogatorio a Lula agudizó crisis política de Rousseff

La Fiscalía afirmó que son significativos los indicios en contra del ex mandatario

El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva se convirtió ayer en el nuevo blanco de la mayor investigación por corrupción en la historia del país, situación que agudizó la crisis en el gobierno de Dilma Rousseff, cuya oposición pide su renuncia al cargo por su vinculación con Lula y por estar supuestamente inmersa en otras irregularidades.

Lula fue trasladado por agentes de la Policía Federal para prestar declaración por su presunta implicación en el escándalo de desvíos en Petrobrás, empresa estatal, luego de que su casa fue allanada, lo que generó un duro intercambio de acusaciones entre simpatizantes y detractores del ex jefe de Estado.

Tras declarar durante tres horas, Lula abandonó la comisaría y buscó el apoyo de sus partidarios en la sede del Partido de los Trabajadores, en Sao Paulo, donde criticó enérgicamente la actuación del Poder Judicial y afirmó que estaba “íntimamente afligido, ofendido y ultrajado”.

Visiblemente molesto afirmó que se había sentido “como un prisionero” y añadió que el juez encargado del caso, Sergio Moro, solo tenía que invitarlo a declarar. El lunes, Lula envió su defensa por escrito y no se presentó a la cita del tribunal.

La operación en su contra agitó los ánimos de sus defensores y críticos, quienes se enfrentaron a las puertas de la casa de Lula.

La Fiscalía cree que el conjunto de indicios contra el ex mandatario son “bastante significativos” y que el Instituto Lula recibió cerca de 20 millones de reales (5 millones de dólares) en donaciones de las 5 empresas implicadas en los desvíos en Petrobras.

El fiscal Carlos Fernando dos Santos Lima, responsable de la investigación del caso Petrobras, agregó que Lula da Silva recibió de esas 5 empresas aproximadamente 10 millones de reales (2,5 millones de dólares) como pago por conferencias que dictó en Brasil y en el exterior.

Se desmarca. Rousseff negó los detalles de un reporte sobre un acuerdo judicial de su ex aliado el senador Delcidio Amaral, que la habría vinculado a un escándalo de corrupción en Petrobras.

Reiteró su desacuerdo con el interrogatorio, bajo custodia policial, de su predecesor Lula y calificó de “innecesaria” la operación policial en contra del ex mandatario.

Piden renuncia. El senador opositor Aécio Neves afirmó que “Brasil merece saber la verdad” sobre Lula, y el jefe del Partido de la Social Democracia Brasileña en la Cámara Baja, Antonio Imbassahy, señaló que lo ocurrido fue “el principio del fin” del gobierno. Aludió así al proceso con miras a la destitución de la mandataria, que está suspendido por “errores de procedimiento” observados por la Corte Suprema.

El presidente de la mayor patronal de Brasil, Paulo Skaf, pidió la renuncia de Rousseff, debido a la crisis económica y a la corrupción, por la que ahora es investigado su antecesor y padrino político.

Entretanto, el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, Ernesto Samper, expresó su solidaridad con Lula, y el presidente de Bolivia, Evo Morales, aseveró que “el imperialismo quiere hacerlo escarmentar”.