Expertos en sismología de Ecuador atribuyeron este miércoles a la falla geológica que atraviesa Quito el enjambre sísmico registrado desde el miércoles, que ha despertado las alertas entre la población ante el temor de que pudiese estar relacionado con el volcán Pichincha.
“No podemos afirmar que el enjambre de sismos esté relacionado con el volcán”, dijo en una rueda de prensa la directora del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, Silvana Hidalgo.
La experta explicó que “el sistema de fallas de Quito y el volcán están muy cerca y pueden interactuar”, pero que dado que por el momento “no ha habido cambio en la actividad del volcán” eso apunta a una actividad propia de la falla quiteña.
El martes se registraron en torno a la capital ecuatoriana una decena de movimientos sísmicos a poca profundidad, menos de 6 kilómetros, que alarmaron a la población.
Seis de ellos, de entre magnitudes 2,1 y 2,8 en la escala de Richter, se sintieron en toda la capital.
Sobre la incertidumbre de si esta actividad sísmica puede ser preludio de terremotos mayores o de un erupción en el volcán Pichincha, a cuyos pies se derrama Quito, Hidalgo insistió en que en estos momentos creen que se originan “en la dinámica propia de la falla”.
“Para probar que se debe a presiones internas del volcán se necesita más tiempo”, puntualizó al presentar los distintos enjambres sísmicos que se han registrado en las últimas dos décadas.
En 1998 se produjeron una serie de temblores que provinieron de la presión misma del volcán, un período en el que la falla empezó a moverse durante varios meses hasta producir en 1999 una erupción de vapor y ceniza.
Hidalgo aclaró, sin embargo, que ese caso se trataba de unos 50 sismos al día y que la reactivación fue “meses más tarde”, en septiembre de 1999.
“No podemos descartar (ese fenómeno) pero debemos ver cómo evoluciona el enjambre”, insistió ante las preguntas de los periodistas.
No obstante, los expertos del Instituto no descartan que en los próximos días se produzcan sismos similares a los del martes o incluso de mayor intensidad, pero siempre en relación al reajuste de la falla del Pichincha, que es una falla inversa que requeriría “mucha energía” para un terremoto de magnitud 7 y “no es lo habitual”.
Ecuador se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, que concentra algunas de las zonas de subducción más importantes del mundo y es escenario de una fuerte actividad sísmica.
Además de Ecuador, el Cinturón comprende a una gran cantidad de países tales como Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, México, Estados Unidos y Canadá.
De forma independiente a los sismos en Quito, en las últimas horas se ha producido otro de magnitud 3,6 en la escala abierta de Richter en la costa ecuatoriana.
De acuerdo al Instituto, el temblor ocurrió a una profundidad de 3,03 kilómetros y a 5,13 kilómetros de la ciudad de Jipijapa, en la provincia costera de Manabí (oeste).
Esa provincia junto a su vecina de Esmeraldas fueron las más golpeadas por un terremoto de magnitud 7,8 hace más de tres años, uno de los más graves de la historia reciente de Ecuador.
El martes, hacia la medianoche, también se sintieron otros dos terremotos de magnitud 3 en la provincia de Tungurahua, situada en el centro del país andino.
Y el domingo, quince personas fueron atendidas en varias provincias del país como consecuencia de un terremoto de magnitud 8 que se registró en la Amazonía peruana y se sintió en toda la región.