El último balance de víctimas mortales en Turquía y Siria supera las 20 mil

Víctimas del terremoto en Turquía

La cifra de muertos ocasionados por los terremotos del lunes ha llegado a 20.451. La última actualización del Gobierno turco sitúa el número de fallecidos en 17.134 y el de heridos en 64.194.

En Siria, las víctimas mortales son 3.317, de ellas 1.970 en las zonas del noroeste del país controladas por los rebeldes. Con estas dimensiones, la letalidad ya supera la registrada durante el seísmo de 1999, de magnitud 7,6 y epicentro en la costa en el mar de Mármara (17.127 muertos), y que era hasta ahora la mayor tragedia vivida en la región durante las últimas décadas. En los medios turcos se refieren a la actual catástrofe como “La tragedia del siglo” y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, la comparó al terremoto de Erzincan de 1939, que acabó con la vida de más de 32.000 personas.

Este jueves ha entrado en vigor el estado de emergencia en las 10 provincias más asoladas por los temblores, la medida se mantendrá en vigor durante tres meses. El primer convoy con ayuda humanitaria de Naciones Unidas ha llegado hoy a Siria después de cruzar la frontera con Turquía. El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, ha pedido que no haya “obstáculos políticos” para que la ayuda llegue al país.

Miles de personas que perdieron sus hogares en un terremoto catastrófico se cobijaban el jueves en torno a hogueras y piden agua y comida en medio del frío invernal, tres días después de que el temblor y una serie de réplicas golpearan Turquía y Siria.

Los rescatistas continuaban su carrera por sacar a más personas con vida de entre los escombros, mientras se acababa el tiempo para encontrar sobrevivientes atrapados. Aunque las historias de rescates milagrosos alegraban brevemente el ánimo, la dura realidad de las penurias para decenas de miles de personas que habían sobrevivido al desastre arrojaban una sombra sobre los esfuerzos.

En la ciudad turca de Antakya, docenas de personas trataban de conseguir ayuda ante un camión que repartía abrigos infantiles y otros suministros.

Ahmet Tokgoz, un sobreviviente, pidió al gobierno que evacuara a gente de la devastada región. Aunque muchos de los decenas de miles que han perdido sus hogares han encontrado refugio en carpas, estadios y otros alojamientos temporales, otros han pasado las noches al raso desde el sismo de magnitud 7,8 del lunes.

“Especialmente con este frío, no es posible vivir aquí”, dijo. “La gente se calienta alrededor de las hogueras, pero las hogueras sólo te calientan hasta cierto punto (…) Si la gente no ha muerto de quedar atrapada bajo los escombros, morirán del frío”.

Mientras tanto, el jueves por la mañana llegaron los primeros camiones de ayuda de Naciones Unidas que entraban en las zonas rebeldes en el noroeste de Siria desde Turquía desde el terremoto. Organizaciones más pequeñas han enviado cargamentos, pero Naciones Unidas es la única autorizada para llevar ayuda por un paso fronterizo y los daños en las carreteras lo habían impedido hasta ahora.

El tiempo invernal y los daños en carreteras y aeropuertos por el temblor han complicado la respuesta al desastre en una región que ya sufría las consecuencias de más de una década de guerra civil en Siria. Ese conflicto desplazó a millones de personas dentro de Siria e hizo que muchos dependieran de la ayuda humanitaria. Otros millones de personas buscaron refugio en Turquía, al otro lado de la frontera.