Hola, soy Mauricio. Si son la compañía telefónica, ya he enviado el dinero. Si son mis padres, por favor envíen dinero”, comienza el mensaje del contestador telefónico grabado por el hombre que asesino al menos a ocho personas en Allen.
La cadena Fox News intentó contactar a un número que estaba registrado bajo su nombre, Mauricio García. Nadie contestó, pero el mensaje del contestador parece confirmar que todavía lo utilizaba.
Continúa con la misma temática: “Si eres mi institución de ayuda financiera, no me prestaste suficiente dinero. Si eres mi amigo, me debes dinero”.
Y a las mujeres les dedicó una línea final: “No te preocupes, tengo mucho dinero”.
A medida que avanza la investigación, crece la intriga sobre el motivo que llevó a García a perpetrar el tiroteo del sábado en Texas, Estados Unidos, donde permanece la conmoción por una nueva masacre con armas de fuego.
Por el momento, las autoridades federales dejaron trascender que el sospechoso, de 33 años, abatido por la policía en el tiroteo, había expresado interés en posturas supremacistas y neonazis.
En las últimas semanas, García vivió en un hotel del área de Dallas, según las personas familiarizadas con la investigación.
Antes de eso, vivía con sus padres al este del lago White Rock, donde permaneció hasta hace unos meses, según los vecinos de la zona. Las fuerzas del orden, incluido el FBI, rodearon la casa de los padres el sábado por la noche, cerrando parte de la circulación. Se quedaron allí hasta la madrugada del domingo.
Agentes federales han estado revisando las cuentas de redes sociales que creen que usó Garcia, y las publicaciones que expresaban interés en posturas de supremacistas blancos, dijo el funcionario, que carece de autorización para declarar públicamente sobre los detalles de la investigación y habló con la AP a condición de guardar el anonimato.
Al momento de ser abatido por la policía, Garcia también llevaba un parche en el pecho con las letras “RWDS”, un acrónimo de la frase “Right Wing Death Squad” (Escuadrón de la Muerte del Ala Derecha), el cual es popular entre grupos de extrema derecha y supremacistas blancos, dijo el funcionario.
Además de revisar las publicaciones en redes sociales, agentes federales han entrevistado a familiares y allegados de Garcia para preguntar sobre sus creencias ideológicas, agregó el funcionario. Los investigadores también están analizando registros financieros, otras publicaciones en internet que creen que pertenecen a Garcia y demás medios electrónicos.
Las autoridades identificaron a García como el sospechoso de matar a ocho personas en un centro comercial de Texas, pero su motivo seguía siendo un misterio este domingo, un día después de que el ataque convirtió una tarde de compras en una masacre.
Varios vecinos del sospechoso contactados por el Washington Post describieron al tirador como alguien reservado y que no parecía meterse en problemas. “Parecía distante, como desconectado. Pero no era amenazante”, dijo Kevin Todd, que vive al final de la calle.
Los vecinos de la arbolada y bien cuidada calle donde el sospechoso vivía con sus padres dijeron que nunca supieron su nombre, pero lo reconocieron por la ropa que llevaba a menudo, descrita como el uniforme de un guardia de seguridad o de un agente de la ley.
Una vecina de al lado, que sólo quiso dar su nombre de pila, Julie, tenía una descripción diferente del sospechoso. “Le llamábamos ‘Honky’ porque siempre nos tocaba el claxon y nos saludaba”, dijo Julie.
El tiroteo fue el más reciente en contribuir al ritmo sin precedentes de masacres en lo que va del año en Estados Unidos. Hace apenas una semana, cinco personas fueron asesinadas a disparos en Cleveland, Texas, después de que un vecino le pidió a un hombre que dejara de disparar en su jardín porque estaban tratando de dormir a un bebé, señalaron las autoridades.
El ataque ocurrió en Allen Premium Outlets, un enorme centro comercial al aire libre. Testigos reportaron que entre las víctimas había niños. Algunos dijeron que vieron lo que parecía ser un agente de policía y a un guardia de seguridad del centro comercial inconscientes y tendidos sobre el suelo.