El Senado ratificara en las próximas semanas la decisión, Dilma irá a juicio

(Brasilia, Brasil. AFP).- Los diputados brasileños votaron este domingo una moción de impeachment contra la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, que de ser ratificada luego por el Senado podría sacarla del gobierno, en un proceso que tiene al mundo en vilo.

A las 21H30 locales (00H00 GMT), habían votado 475 diputados, de un total de 513. Los partidarios del impeachment tenían un amplio avance, de 342 votos a favor y 127 en contra, con seis abstenciones, logrando los dos tercios necesarios para continuar con el proceso.

Ese margen podría explicarse en parte por el orden en el cual se llevó a cabo el procedimiento, que empezó alternando estados del sur, dominados por la oposición, con otro del norte, poco poblados. La mayoría de los del noreste, baluartes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), se pronunciarán al final.

El PT vio en ese método una maniobra del presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, para crear una impresión de aluvión que podría arrastrar a los indecisos.

DIEZ SEGUNDOS

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Los diputados eran llamados a indicar su voto por un micrófono y a explicar su decisión en apenas 10 segundos.

Sus pronunciamientos eran ruidosamente festejados por sus aliados en el recinto y saludado con bocinazos y euforia en las manifestaciones opositoras que seguían el voto en pantallas gigantes en las principales ciudades del país.

Si el Senado ratifica en las próximas semanas esa decisión, Rousseff, de 68 años, será sometida a un juicio político que implica su separación transitoria del cargo.

La sustituiría su vicepresidente, Michel Temer, quien podría gobernar hasta el fin del mandato en 2018 si los propios senadores declaran a Rousseff culpable en un plazo de 180 días.

Rousseff es acusada de haber manipulado las cuentas públicas para ocultar la amplitud de los déficits en 2014, el año de su reelección, y a inicios de 2015. La mandataria niega esas acusaciones y las atribuye a una conspiración orquestada por Cunha y por Temer.

Ese escenario mostraría la puerta de salida al “lulismo”, del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), figura emblemática del hoy maltrecho ciclo de gobiernos de izquierda en la región.

“Para combatir el proyecto de poder y corrupción de Lula y el PT ( ), voto sí al impeachment”, dijo en sus diez segundos el diputado Luiz Heinze, del PP, un partido que hasta la semana pasada era aliado del PT.

Henrique Fontana, del PT, declaró: “Contra la conspiración y la corrupción representada por Eduardo Cunha y Temer, por la democracia y contra el golpe, voto con toda convicción no a este golpe, no al impeachment”.

La crisis política brasileña es observada con preocupación por el resto del mundo, a menos de cuatro meses de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio.

Y salga quien salga vencedor del duelo entre Rousseff y Temer, no tendrá la partida fácil.

“Independientemente del resultado, la crisis va a continuar, e incluso se agravará, porque el lado perdedor va a utilizar todos los instrumentos para boicotear a los ganadores. En cualquier caso, Brasil amanecerá peor mañana”, dijo a la AFP el analista político André César.

MANIFESTACIONES

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Manifestantes de los dos bandos en las principales ciudades seguían la votación con ansiedad, aunque las concentraciones eran mucho menos masivas de lo que se esperaba.

En Brasilia, se adoptó un dispositivo para recibir a 300.000 personas, separando a los partidarios y adversarios del impeachment con una valla de paneles metálicos de un kilómetro, tendida a lo largo de la explanada de los ministerios.

Pero en plena votación, la policía calculaba que había 40.000 del lado reservado a los adversarios de Rousseff, vestidos de verde y amarillo (los colores nacionales) y unos 17.000 del lado de sus partidarios, mayoritariamente vestidos de rojo.

AFP