El misterioso caso de la joven que murió “poseída” en España

A partir del momento en el que Estefanía muere, empiezan a ocurrir unos fenómenos inquietantes en la casa de los Lázaro, que en la madrugada del 27 de noviembre de 1992 llaman a la Policía Nacional.

En agosto del 1991, con 18 años, Estefanía Gutiérrez Lázaro aprovechaba la ausencia de una profesora en su instituto en España para irse al baño y realizar una sesión de ouija con unas amigas. El propósito era poder contactar con el novio fallecido de una de las chicas que había muerto en un accidente de tráfico.

A partir del día en el que Estefanía juega a la ouija, empieza a notar serios cambios en ella: Entra en una catalepsia severa de la que no volvió a salir; convulsiones que la dejaban rígida y con los ojos en blanco; ella misma afirmaba tener visiones nocturnas de un grupo de hombres alrededor de su cama que la llamaban por su nombre y le decían “ven con nosotros”.

En ninguno de los hospitales a los que fue le dieron una patología. Finalmente, falleció el 14 de agosto de 1991 ante la presencia de toda la familia en el hospital Gregorio Marañón, entre convulsiones y gritos. El doctor Pedro Cabeza clasificó la muerte como parada cardiorrespiratoria.

A partir del momento en el que Estefanía muere, empiezan a ocurrir unos fenómenos inquietantes en la casa de los Lázaro, que en la madrugada del 27 de noviembre de 1992 llaman a la Policía Nacional. Cuando los agentes se personaron en el número 8 de la calle Luis Marín, el padre de la fallecida esperaba en la calle a pesar del frío nocturno de noviembre. Al domicilio acceden el Inspector jefe José Pedro Negri y otros tres policías, reseña ABC.

Los hechos “sobrenaturales” fueron confirmados por los cuatro agentes, que lo señalaron como “una situación de misterio y rareza”. Según recoge el escrito, cuando están sentados junto a la familia, “pudieron oír y observar cómo una puerta de un armario perfectamente cerrada, cosa que comprobaron después, se abrió de forma súbita y totalmente antinatural”. Así se desencadenó “una serie de sospechas serias”.

No sólo eso, en su ronda por las habitaciones de la casa, observaron un crucifijo en el que el Cristo estaba separado de la cruz, al tiempo que el póster sobre el que se ubicaba contenía las huellas de un arañazo.

Crédito: Misterio Paranormal

Crédito: Misterio Paranormal

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