La muerte se caracteriza por estar llena de misterio y ocultar la verdad, dándole paso a casos que nunca pueden ser esclarecidos, “El niño de la caja” es uno de delitos donde la muerte reinó y solo ella conoce las manos del criminal que cometió el crimen.
El 25 febrero de 1957, el hallazgo que haría un joven universitario se convirtió en una de las muertes más investigadas de la historia, donde la policía y ciudadanos en general esperan aún resolver.
Los bosques de Fox Chase, Filadelfia, resguardaban el cadáver de un niño blanco envuelto en una manta a cuadros, según la investigación el pequeño tenía entre 3 y 7 años.
Desgarrador hallazgo
El aspecto del infante no reflejaba signos de malnutrición grave, pero presentaba cicatrices quirúrgicas en el tobillo y la ingle, además de una en forma de L debajo de la barbilla.
Los agentes rastrearon todo y rescataron la manta y una gorra hallada a pocos metros. Como lo refleja el reglamento, tomaron las huellas dactilares del pequeño y creyeron que sería fácil identificarlo y resolver el caso sin problemas.
La búsqueda en las bases de datos nunca arrojó nada ya que las marcas recogidas por los efectivos policiales no estaban registradas en ningún lado.
Medios alertas
El descubrimiento del menor causó tal revuelo en los medios de comunicación que la policía decidió imprimir más de 400 mil folletos con fotografías post mortem del pequeño con la esperanza de que alguien lo identificara, pero jamás hubo respuesta.
Teorías de la muerte
Al igual que muchos asesinatos sin resolver, sobre “El niño de la caja” se han tejido varias teorías pero solo dos calaron en el colectivo ciudadano.
La primera teoría de ellas surge en 1960, en Remington Bristow, un empleado de la oficina del forense que dedicó toda su vida al caso, indicó que el pequeño y su madre vivían en un centro de acogida cercano al lugar del descubrimiento.
El investigador precisó que el pequeño nunca fue registrado porque su concepción se había realizado fuera del matrimonio.
Tras una larga investigación a los involucrados y pruebas de ADN se les absolvio de toda culpabilidad.
La segunda teoría se presentó en febrero de 2002 cuando una mujer identificada solo como “M” afirmó que su madre había comprado al niño llamado “Jonathan” en el verano de 1954.
Los investigadores concluyeron que la historia era verosímil pero también descubrieron que “M” tenía problemas mentales desde hacía tiempo.
El caso sigue sin resolverse oficialmente y en la actualidad tanto la identidad del niño de la caja, como la de su asesino siguen siendo un misterio.