Dos manifestantes contrarios al régimen murieron el viernes en Bagdad durante choques con las fuerzas de seguridad, pocas horas después de una gran concentración de partidarios del poderoso líder chiita Moqtada Sadr que pidieron la expulsión de las tropas estadounidenses de Irak.
Una ONG francesa, SOS Cristianos de Oriente, denunció en París la desaparición de cuatro colaboradores suyos en la capital iraquí desde el pasado lunes, tres franceses y un iraquí.
«Fuera, fuera, ocupantes», «Sí a nuestra soberanía», repetía la multitud ondeando banderas iraquíes en la marcha de Sadr. Hombres, mujeres y niños, en algunos casos venidos de otros lugares de Irak se dieron cita en el barrio Jadriya de la capital a instancias de este clérigo chiita.
Moqtada Sadr había convocado «una manifestación pacífica» contra la presencia estadounidense» cuando las protestas antigobierno han perdido fuerza desde que Estados Unidos mató al general iraní Qasem Soleimani, en Bagdad el 3 de enero en un ataque con drones.
En un comunicado leído ante la multitud Sadr pidió que las tropas estadounidenses se retiren, que se anulen los acuerdos en materia de seguridad entre Bagdad y Washington y se cierre el espacio aéreo iraquí para los aviones militares estadounidenses.
El líder chiita pidió a Trump que no sea «arrogante» con los dirigentes iraquíes. «Si cumplen nuestras exigencias trataremos a Estados Unidos como un país que no ocupa Irak, en caso contrario lo consideraremos un país hostil», dijo.
– Retraso –
Varias facciones paramilitares iraquíes como las proiraníes de Hashd al Shaabi, habitualmente rivales de Sadr, apoyaron esta manifestación.
Uno de los líderes de estas milicias, Qais al-Jazali, dijo en Twitter: «El mensaje del pueblo (a Trump) ha sido claro: o se van voluntariamente o serán expulsados».
El ayatolá Alí Sistani, la más importante autoridad chiita de Irak, no apoyó la manifestación. En su sermón del viernes, leído por uno de sus representantes, Sistani apoyó el derecho de los iraquíes a manifestarse «pacíficamente», en favor de la soberanía del país.
Y también denunció el «retraso» en la formación de un nuevo gobierno.
Bajo la presión de la calle, el primer ministro iraquí Adel Abdel Mahdi dimitió, aunque sigue en funciones pues los partidos políticos no logran ponerse de acuerdo para designar a un sucesor.
El movimiento de protesta contra el gobierno, que pide elecciones anticipadas, un primer ministro independiente y el fin de la corrupción, teme que sus exigencias se vean eclipsadas por la movilización organizada por Sadr.
Miles de personas que denuncian esa corrupción política también manifestaron este viernes, en la plaza Tahir, lejos de la concentración antiestadounidense.
Esas protestas, que comenzaron el 1 de octubre, fueron relegadas a un segundo plano tras la muerte de Soleimani, emisario de Teherán en Irak, y de Abu Mehdi al Muhandis, su lugarteniente iraquí y número dos del Hashd.
Dos días después, el Parlamento iraquí votó a favor de la salida de las tropas extranjeras, entre ellas, 5.200 militares estadounidenses desplegados para ayudar a los iraquíes en la lucha contra el yihadismo.
Fue en esta concentración gubernamental donde se produjeron los incidentes con la policía. Un manifestante murió de un disparo en el cuello, otro por una granada lacrimógena.
Esta semana, 14 manifestantes perdieron la vida en enfrentamientos con las fuerzas del orden, con lo que suman ya 482 los muertos desde el inicio de las protestas.
– ¿Reformista o líder de la resistencia? –
Las operaciones de la coalición internacional contra el yihadismo, lideradas por Washington, también quedaron suspendidas tras la muerte de Soleimani y las discusiones con Bagdad sobre el futuro de las tropas estadounidenses todavía no han comenzado, según el coordinador estadounidense de la coalición, James Jeffrey.
Moqtada Sadr, opositor a la presencia estadounidense en Irak, reactivó tras la muerte del general Soleimani su milicia, el «Ejército del Mehdi», que había combatido a los soldados estadounidenses durante la ocupación de Irak entre 2003 y 2011.
Autoproclamado «reformista» después de prestar su apoyo al movimiento de protesta, dirige también el mayor bloque en el Parlamento y varios de sus aliados ocupan puestos ministeriales.
AFP