Mary-Beth Tomaselli y Linda Roberts decidieron asesinar a su padre de 85 años quien sufría de cáncer y demencia, en el 2015, luego de que este se rehusara de ir a un ancianato. Todo salió bien hasta que ambas se involucraron con el mismo hombre.
El hecho ocurrió la noche del 6 de marzo de 2015, cuando Mary-Beth y Linda fueron a la casa de su padre Anthony Tomaselli, en la Florida, a 35 kilómetros al noroeste de Tampa, y le dieron unas píldoras para dormir a la hija de Mary-Beth que estaba en la casa y así no tener inconvenientes para ejecutar su plan.
El proceso consistió en preparar un trago alcohólico a su padre en el que disolvieron las píldoras de dormir, pensando que sería suficiente para matarlo, pero para su desgracia Anthony se tumbó en su sillón, comenzó a respirar con alguna dificultad, pero no parecía demasiado afectado en vista de que la droga estaba muy diluida.
Entonces, Linda agarró una almohada y la puso sobre el rostro del anciano, pero éste parecía resistir y seguía respirando. Linda finalmente tomó un trapo y se lo introdujo a su padre en la garganta mientras Mary-Beth le cerraba las fosas nasales y le agarraba los brazos para que no se moviera, hasta que finalmente habían acabado con su vida, convirtiéndose en parricidas.
Al día siguiente como si nada hubiera pasado, las hermanas fingieron haber hallado el cuerpo sin vida en el sillón y llamaron a emergencias, llegó una ambulancia y los enfermeros se aceleraron a cerrar el caso como el de otro anciano que muere durante la noche por causas naturales.
No mucho tiempo después del asesinato, las hermanas vendieron la casa de su padre y dividieron los USD 120.000 entre ellas y su hermano.
Las hermanas Mary-Beth y Linda parecían haber salido airosas con el crimen perfecto, pero no fue hasta cuatro años después que todo salió a la luz gracias a un triángulo amoroso entre un hombre con el que había comenzado a salir Linda y a su vez su hermana comenzó a intimar con el.
Lo cierto es que el hombre comenzó a notar “comportamientos extraños” en Linda. “Era obvio que algo la perturbaba”. Un día, ella lo invitó a su casa y le confesó que su padre no había muerto de causas naturales en 2015 sino que ella y su hermana lo habían matado.
Fue entonces cuando el hombre sacó su teléfono celular y grabó la confesión de Linda, presentándola al día siguiente ante la policía. Según con información del Sheriff del condado de Pinellas, Bob Gualtieri. El hombre comenzó a colaborar con las autoridades y en las siguientes semanas logró grabar material adicional con Linda y Mary-Beth, en el que ambas confiesan el crimen premeditado con todos los detalles, indudablemente ese hombre les había inspirada confianza para confesarse de ese modo.
El sheriff también agregó que el caso ni siquiera era considerado un crimen sin resolver. “Aquí todas las apariencias y los signos eran el de una muerte natural. Ellas se hubieran salido con la suya sino hubieran abierto la boca y confesado todo a este hombre que conocieron en un bar”.
Así fue como este martes Linda, de 61 años, y Mary-Beth, de 63, quedaron arrestadas cuatro años después por parricidio.