El gobernador de Florida (EEUU), Ron DeSantis, anunció este viernes que el estado destinará 23 millones de dólares de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica de Coronavirus (CARES Act) a servicios y cuidados de la salud mental.
El anuncio de DeSantis tiene lugar después de que este jueves un Gran Jurado calificase de «desastre» el sistema de atención de salud mental, y resaltara los «urgentes problemas» que se deben acometer para brindar soluciones y cuidados eficientes.
En una mesa redonda celebrada en la ciudad de Tampa (costa oeste de Florida), donde altos funcionarios estatales debatieron sobre la salud mental, DeSantis apuntó que gran parte de ese dinero se usará para servicios de consejería y proyectos de telesalud.
El Gran Jurado apuntó en un informe de 27 páginas que ha recibido numerosas «pruebas y testimonios sobre deficiencias financieras, conflictos entre agencias sobre el intercambio de información y privacidad, o la prestación inadecuada e ineficiente de servicios», entre otros «graves problemas».
«Para decirlo sin rodeos, nuestro sistema de atención de la salud mental, si es que se puede llamar así, es un desastre, y hemos formulado una serie de recomendaciones para una mejora directa y un estudio adicional en esta área crítica», dijeron en el informe.
Este Gran Jurado fue constituido en 2019 a petición de DeSantis, tras la matanza perpetrada en 2018 en la secundaria de Parkland (Florida) por el joven Nikolas Cruz con un fusil de asalto.
El joven había recibido tratamiento psiquiátrico durante un tiempo en una clínica de problemas mentales.
Para el Gran Jurado, «está claro» que los «problemas de salud mental que no se abordan adecuadamente tienen el potencial de convertirse con el tiempo en actos delictivos y comportamientos violentos que provocan lesiones graves y la pérdida de vidas».
Cruz, que fue detenido el 14 de febrero de 2018, el mismo día de la matanza en la escuela Marjory Stoneman Douglas de Parkland, confesó haber sido el autor de los disparos que acabó con la vida de 17 personas.
El joven, que tenía 18 años entonces, había sido expulsado de esa escuela por motivos disciplinarios y poseía un arsenal en la casa de la familia con la que vivía desde que murió su madre adoptiva.EFE