Laura Gallazi cuenta su historia y todavía indigna al mundo menos a Escocia. Aquí parte de su historia.
La pesadilla de su vida comenzaría en el 2014. Desarrollaba un embarazo de 25 semanas y rompió bolsa.
Al llegar al hospital Ninewells de Dundee, Reino Unido pensó que su hijo nacería prematuro, pero los médicos le informaron que estaba bien. En palabras de los especialistas lo mejor era que reposara en una de las habitaciones del centro clínico.
Tres días después en la habitación del baño del hospital vio como el cordón umbilical del niño salía de su interior. Fue llevada a una sala para provocar el nacimiento del bebé.
Lo curioso de lo que pasaría después es que comenzaron a practicarle parto normal cuando nunca se había hecho trabajo de parto. Estaba estipulado que el bebé nacería por cesárea.
Cuando los médicos le indicaron que pujara sintió un estallido y toda la sala se volvió un caos. Los médicos decidieron sedarla.
Al despertar se entera que su bebé que se llamaría Steven murió. Fue gracias a una especialista del hospital que le informó que su bebé fue decapitado, es decir su cabeza se desprendió de su cuerpo. Por lo que tuvieron que hacerle una operación para sacarle los restos. todo cambió cuando la doctora le informó que fue negligencia médica.
El caso pasó a la justicia, que dejó a la doctora que trató el caso con licencia. Además, no podía hacer nada porque las leyes de Escocia no consideran a un ser humano como tal si nunca ha respirado. Le dijeron a Laura que su hijo nunca existió.
Ella todavía lucha por cambiar las leyes de Escocia.