21 de abril, Día Mundial de la Creatividad y la Innovación. «Innovación: pensar diferente, hacer diferente para mejorar».
Han pasado más de 12 mil años desde que nuestros antepasados, en el Neolítico, dieron un giro a la historia con la alimentación, pasando de subsistir de la recolección y la caza a la domesticación de plantas y animales con la agricultura.
Esta transición ha tenido impactos que a la fecha siguen en un proceso de transformación, desde la adaptación de semillas a nuevas condiciones climatológicas, o con el uso de nuevas herramientas que faciliten las tareas en la producción de alimentos.
En el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, celebrado el 21 de abril desde 2018, y ante el desafío que implica para la humanidad alimentar a una población en aumento que se proyecta a 9.700 millones de personas para el año 2050, invitamos a la reflexión sobre los aportes de la innovación en la producción alimentaria.
Y es que la agricultura por sí misma es un ejemplo de innovación. Halados por buscar alimento y saciar su necesidad de comer, los humanos del Neolítico dieron un paso hacia la modernización de lo que hoy tenemos como principal fuente de alimentación: la agricultura.
Desde entonces, la humanidad ha encontrado en la tecnología una aliada para avanzar en la lucha contra el hambre y la malnutrición; pero también desde el ámbito social, los productores de la agricultura familiar han innovado en una combinación de conocimientos y técnicas ancestrales para entregar al mundo al menos un 70 % de los alimentos que consumimos.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la innovación no se centra exclusivamente en la tecnología, también contempla procesos sociales, económicos, institucionales, organizativos, comerciales y de financiación.
En favor de la transformación de los sistemas agroalimentarios, buscando una mejor producción, para que sean sostenibles y faciliten así avanzar en la construcción de una vida mejor para todos, son varios los procesos y herramientas que se han incluido en el desarrollo de proyectos e iniciativas que adelanta en el mundo.
Innovaciones tecnológicas como el uso de drones y la inteligencia artificial, la biotecnología y la agricultura digital se han incorporado para hacer alcanzar mayor eficiencia en los procesos productivos, desde el conocimiento y la integración de saberes.
Un ejemplo de ello se encuentra en las Mesas Técnicas Agroclimáticas (MTA), una iniciativa que en alianza con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MinAgricultura) y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), se ha desarrollado desde hace 10 años en Colombia y que a la fecha se ha convertido en un modelo replicado ya por varios paísese en la región.
Esta estrategia, que inició en Colombia en 2014, cuenta con una Mesa Nacional y 27 departamentales en las que mes a mes integrantes de instituciones públicas y privadas, entidades científicas, gremios y productores agropecuarios, se reúnen para analizar la información con el objetivo de reducir el impacto de la variabilidad climática en la producción agropecuaria.
Dichas Mesas generan un boletín agroclimático cada mes, con orientaciones para que productores de la ruralidad colombiana puedan tomar decisiones informadas que les permitan adaptar sus procesos y tomar medidas que mitiguen los efectos del cambio climático, a la vez que mejoran su competitividad, tal como lo cuenta Yohis Ríos, productora del departamento de Córdoba, al mencionar que “la MTA permite entender con mayor precisión las recomendaciones y evitar pérdidas en nuestros emprendimientos”.
Conozca más sobre las MTA aquí: https://www.fao.org/colombia/noticias/detail-events/fr/c/1710944/
Otro reto era el que encontraba la comunidad de Zaragoza en el municipio de Leticia, Amazonas, que pese a estar rodeada de agua por los diferentes afluentes del río Amazonas, no contaba con la disponibilidad de agua potable, lo que ocasionaba enfermedades y un deterioro significativo en la salud de niños, niñas y adultos mayores, principalmente.
Allí la innovación se muestra hoy con una cara amable al adoptar medida sencilla con los recursos que la misma naturaleza les brinda. Tras la instalación de una planta de potabilización de agua lluvia, instalada en la institución educativa, los pobladores de esta comunidad indígena cuentan con al menos 6 mil litros diarios de agua potable.
Lo antes implicaba una inversión de hasta 80 mil pesos semanales por familia, hoy se ha reducido a 5 mil en promedio, pues ya no deben viajar por río hasta Leticia sino que en su misma población cuentan con este recursos indispensable para la salud, la nutrición y la vida diaria.
En alianza con la Cancillería de Colombia, la FAO ha instalado este modelo en cuatro comunidades del Amazonas, dos de Guainía y una en San Andrés, ampliando actualmente a cuatro más en el Atrato Chocoano, mejorando la calidad de vida de más de 10 mil personas en estos departamentos.
Conozca más aquí: https://www.fao.org/colombia/noticias/detail-events/en/c/1675050/
Estas acciones hacen parte de la Estrategia de la FAO para la ciencia y la innovación 2022-2025 que la FAO implementa a nivel mundial en diferentes proyectos. Acciones como las mencionadas surgen de la integración de saberes de las comunidades y la tecnología, y dan cuenta de que pensar diferente para actuar también de manera diferente no solo hacen parte del ser humano sino del potencial que permite mejorar diversos aspectos para el bienestar común, tal como lo prone esta fecha del Día Mundial de la Creatividad y la Innovación.