El comisionado venezolano para las Relaciones Exteriores, Julio Borges, designado por el presidente del Parlamento nacional, Juan Guaidó, reconocido por más de 50 países como Presidente interino de Venezuela, aseguró que el sistema bajo el cual gobierna Nicolás Maduro “está roto, quebrado”.
La afirmación la realizó en una entrevista ofrecida esta semana al diario El País de España, desde Nueva York, donde ha liderado una serie de reuniones y comparecencias ante delegaciones internacionales que participan en la 74 Asamblea General de las Naciones Unidas, con el fin de intensificar la presión sobre el gobierno de Maduro.
“La presión ha hecho efecto, jerarcas militares y civiles están mandando constantemente señales de que quieren colaborar para que haya un cambio en el país. Hay que evaluar ahora dónde y en qué intensidad se aplica la presión”, sostuvo.
De acuerdo al expresidente del parlamento, ahora en el exilio, a pesar de que quien comparecerá ante la Asamblea General de la ONU es una representante del gobierno de Maduro, el apoyo y la legitimidad de Guaidó “va creciendo”.
“No hay vuelta atrás. Todo el mundo esperaba que fuese un proceso más rápido, pero independientemente de los tiempos, es irreversible”, indicó.
A lo largo de la entrevista, Borges aseguró que las sanciones aplicada por la Comunidad Internacional al gobierno de Nicolás Maduro logran ahogarlo. Sin embargo, planteó que mucha gente se pregunta porque Maduro sigue en el poder, ante lo que indicó “No es que hayamos tomado un camino equivocado, sino que quien soporta todavía a la dictadura de Venezuela es, por un lado, Cuba, desde el punto de vista de la represión, estrategia, el know-how dictatorial y Rusia, con la ingeniería financiera para evitar las sanciones. Lo que hace más difícil el cambio no es el tema interno, sino la colonización de Cuba sobre la fuerza armada y el régimen de Maduro”.
El comisionado también asegura que desde la oposición venezolana, no han sabido manejar con estrategia la “expectativa” en la población. “No se trata de imprimir la sensación de que la salida será en horas, sino de que lo importante es persistir para que la solución sea más rápida (…) En la medida en que cualquier episodio se vende o impulsa como que en minutos va a significar la solución, eso hace que la gente quede frustrada (…) Quizás porque ha habido tanta expectativa en la inmediatez, la gente se siente ahorita en un momento de parálisis”, indicó.
Borges también manifestó no dudar “ni un segundo” en que la energía en el cambio se mantiene en la población, y aseguró “Cuando la gente intuye que estamos en un momento decisivo, la gente responde”.