Camioneros, abogados, políticos y otras categorías en Brasil tienen a partir de ahora el derecho a portar un arma de fuego, tras un nuevo decreto del presidente Jair Bolsonaro, considerado por muchos especialistas como inconstitucional y promotor de más violencia.
Bolsonaro, electo en octubre pasado con una retórica a favor de las armas y de “mano dura” contra el crimen, firmó la medida en una ceremonia en Brasilia el martes, pero el texto completo que fue divulgado al día siguiente reveló un amplio rango de sectores que fueron autorizados a cargar armas en público, como agricultores, cazadores e incluso algunos periodistas.
El excapitán del Ejército ya había firmado un decreto en enero flexibilizando los requisitos para poder tener un arma en casa, cumpliendo así una de sus principales promesas de campaña.
El mandatario justifica todos estos cambios invocando un referéndum de 2005, en el que casi el 64% de los brasileños se mostró contrario a prohibir totalmente el comercio de armas.
Pero especialistas aseguran que flexibilizar los controles aumentará la violencia armada en un país que ya ostenta uno de los mayores índices de homicidios del mundo.
Brasil registró 64.000 homicidios en 2017, una tasa de casi 31 por cada 100.000 habitantes, cifra tres veces superior al nivel considerado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) como violencia endémica.
“Podemos esperar un aumento en esa cifra de muertos”, opina Ivan Marques, director del Instituto Sou da Paz, favorable al desarme.
“Estimamos que más de 20 millones de personas estarán autorizadas a partir de ahora a cargar armas por ahí. Es lo peor que le podría ocurrir a Brasil en este momento”, añadió.
– “Cambio radical”-
Varios estudios hechos en todo el mundo muestran que “más armas significa más homicidios”, dijo Daniel Cerqueira, asesor del Foro Brasileño para la Seguridad Pública.
“A los brasileños se les permitirá tener hasta cuatro armas sin la autorización formal de la policía federal”, dijo Robert Muggah, director de investigación del Instituto Igarape en Río de Janeiro.
El decreto también autoriza a los propietarios de armas a comprar hasta 5.000 municiones por año, dependiendo del calibre que se trate, un gran salto en relación al límite anterior, de apenas 50.
“Eso supone 20.000 municiones por persona”, agregó.
El texto también facilita la importación de armas y municiones, una antigua demanda de los fabricantes internacionales y los fanáticos de las armas extranjeras.
El mercado está totalmente dominado en Brasil por el gran fabricante Taurus, muy apreciado por el Ejército.
Según Muggah, esta nueva medida de Bolsonaro “representa uno de los cambios más radicales en la política del porte de armas en décadas”.
Pero varias asociaciones y partidos políticos ya han advertido que acudirán al Supremo Tribunal Federal (STF). Para ellos, el decreto presidencial es inconstitucional, porque en lugar de reglamentar la ley vigente (el “Estatuto del Desarme” de 2003), la desconfigura, introduciendo cambios sustanciales que deberían ser aprobados por el Congreso.
– “Al límite de la ley”-
El decreto “inevitablemente socavará la seguridad pública”, agrega Muggah, y “representa una violación directa de la ley de 2003 que prohíbe portar armas”, salvo excepciones.
“Fuimos al límite de la ley, pero no sobrepasamos la ley“, aseguró el martes el presidente Bolsonaro.
Los decretos de Bolsonaro dejan intactos algunos criterios del Estatuto del Desarme para obtener el permiso de poseer armas: ser mayor de 25 años, no tener antecedentes criminales, tener una ocupación lícita y ser capaz de demostrar la capacidad técnica y psicológica para su uso.
Pero eximen a los brasileños de tener que justificar la “efectiva necesidad” a la hora de solicitar un permiso de tenencia y, según algunos expertos, facilitan el porte para la población en general.
Los amantes de las armas de fuego que no están entre las profesiones mencionadas en el decreto podrían ser autorizados a portarlas registrándose como cazadores, tiradores deportivos o coleccionistas, señalan algunos expertos.
“Será realmente fácil para cualquier ciudadano”, dice Caio Pizetta Torres, especialista en seguridad de Control Risks en Sao Paulo. “Estamos hablando de extender (el transporte de armas) a personas que no tienen la cultura del manejo de armas”.