El gobierno argentino retomó las negociaciones con el laboratorio Pfizer para adquirir su vacuna contra el nuevo coronavirus en medio de un rebrote que ha incrementado de forma preocupante la ocupación de las terapias intensivas en los hospitales públicos y privados.
Las conversaciones con la farmacéutica estadounidense -que se habían frustrado a fines de 2020- se reiniciaron en el marco de un plan de vacunación que transcurre más lentamente de lo deseado.
“Se han retomado las negociaciones con Pfizer para entender cómo se pueden generar algunos cambios para avanzar con un posible contrato”, dijo el martes la asesora presidencial Cecilia Nicolini a la radio Futurock FM.
La funcionaria indicó que el Ministerio de Salud, junto al equipo de asesores que ella integra, pretenden “ponerse de acuerdo” con la farmacéutica “en las cláusulas con las que en su momento no estábamos de acuerdo” y “tener una propuesta interesante para la Argentina de entrega en tiempo y forma” de la vacuna que es producida junto al laboratorio alemán BioNTech.
El gobierno del presidente Alberto Fernández confiaba en cerrar un acuerdo con Pfizer para acceder a tres millones de dosis de su vacuna antes de que finalizara 2020. El Estado puso incluso a disposición un hospital militar para que ese laboratorio y BioNTech realizaran ensayos clínicos en los que participaron miles de voluntarios.
Pero el acuerdo no prosperó por “condiciones inaceptables” presentadas por Pfizer, como la aprobación de una ley en el Congreso que le garantizara inmunidad ante la justicia local, dijo en diciembre el entonces ministro de Salud, Ginés González García.
El funcionario señaló posteriormente en un encuentro con diputados en febrero que los directivos de Pfizer rechazaron que la palabra “negligencia” apareciera en el acuerdo en referencia a la posibilidad de asumir su eventual responsabilidad ante demandas realizadas por personas que sufrieran efectos adversos. La compañía no ha hecho comentarios al respecto.
La vacuna de esa farmacéutica fue, sin embargo, la primera autorizada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica en diciembre.
Las vacunas que se aplican en Argentina son la rusa Sputnik V, la del laboratorio chino Sinopharm -de la que han llegado cargamentos con más de 300.000 dosis en las últimas horas- y la producida por la Universidad de Oxford y AstraZeneca, suministradas mediante el mecanismo Covax de Naciones Unidas.
El gobierno espera todavía la llegada de las dosis de Oxford y AstraZeneca que Argentina elabora junto a México y que en principio arribarían en mayo.
El rebrote ha tensionado de forma preocupante las terapias intensivas de la ciudad de Buenos Aires y las localidades cercanas de la provincia homónima.
La ocupación de las camas de cuidados críticos en el sector público ha alcanzado el 84% en la capital argentina y en clínicas privadas el uso de esas camas es mayor al 95%.
Desde la llegada de la pandemia a Argentina en marzo de 2020 se han registrado cerca de 2,9 millones de infectados y más de 62.000 muertos a causa del nuevo coronavirus. AP