Ayer a la madrugada, E.G., una mujer de 73 años, y su esposo llamaron al 911 para pedir ayuda en medio de una situación que se les salió de las manos. Tenían miedo.
Es que su hijo, un hombre de 45 años con una grave enfermedad psiquiátrica, comenzó a agredir a su madre y amenazarla con un cuchillo. Los efectivos de la comisaría 4ta de la localidad bonaerense de Llavallol que llegaron a la casa, controlaron la situación y le pidieron al personal médico del servicio de Emergencias de Lomas de Zamora en Argentina, que revisara al agresor. Los profesionales decidieron sedar al paciente y dejarlo dormido con la esperanza de que todo quedara allí.
La mujer, por su parte, les rogó que se lo llevaran a un hospital pero no hubo caso y todo cambiaría dramáticamente en cuestión de minutos.
Mientras los efectivos estaban en la puerta del domicilio para irse, de un momento a otro E.G. reaccionó de la peor manera: cuando su hijo dormía y los policías de la comisaría 4ta aún estaban en la entrada de su casa de la calle 1º de Marzo al 700, lo roció con alcohol y lo prendió fuego.
Su marido salió corriendo y le avisó a los policías que no aún no habían dejado el lugar. Cuando entraron a la vivienda de vuelta, la escena era dantesca. Según revelaron fuentes policiales a Infobae, la mujer de 73 años estaba sentada en el borde de la cama y a pocos metros, su hijo envuelto en llamas. Casi de inmediato llegó el personal de Bomberos para controlar el incendio pero las lesiones ya esa altura eran severas. De acuerdo con los primeros datos, se habla de que el fuego llegó a consumirle casi el 90% del cuerpo. La última información médica provenientes del Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora donde está internada la víctima -identificada como C.A.G.-, habla de que tiene comprometidas las vías aéreas y su estado es crítico.
La madre quedó inmediatamente aprehendida y puesta a disposición de la fiscal Marcela Juan, titular de la UFI N°16 de Lomas de Zamora, quien luego de algunas horas resolvió dejarla en libertad. De acuerdo con fuentes con acceso a la causa, los motivos para no mantenerla detenida fueron varios. El primero es que la funcionaria no considera que exista riesgo procesal. Además, la acusada tiene domicilio fijo pero sobre todo, fue clave la dura historia de violencia, maltrato y obsesión que se esconde detrás del ataque con fuego.
C.A.G. padece de esquizofrenia paranoide y debe tomar medicación para controlar su enfermedad. En el último tiempo -según pudieron averiguar los investigadores- el hombre no estaba ingiriendo los medicamentos que le corresponden y eso lo tornaba más violento. Pero sus agresiones estaban especialmente dirigidas a su mamá. Era ella el objetivo de los gritos, los insultos y la violencia ejercida por parte del paciente. En total fueron más de 20 años de ataques que tuvo que sufrir E.G.. De acuerdo con lo que pudo saber Infobae de las fuentes consultadas, la mujer muchas veces debía encerrarse en su cuarto para no ser agredida.
“Ella estaba cansada de todos los años de violencia y eso probablemente la llevó a tomar esa decisión. No fue que aprovechó que estaba sedado y lo hizo. Fue algo emocional lo que la condujo a tomar esa actitud. fue espontáneo. Él debería haber estado internado”, dijo a este medio la fuente con acceso al expediente para explicar por qué por el momento, la fiscal Juan resolvió dejarla en libertad.
Tanto en el llamado al 911 como a los policías y médicos que fueron ayer a su casa, E.G. pidió que se llevaran internado a su hijo. Sabía que sólo con sedarlo no era suficiente y era casi seguro que un episodio violento fuera a repetirse. Fue acaso en ese lapso que lo prendió fuego. “Quizás si lo hubieran hecho, ella jamás habría hecho lo que hizo. Nunca se sabrá”, destacó la fuente.
Las fuentes consultadas por Infobae indicaron que el lunes se le practicarán pericias psiquiátricas a la mujer para determinar si los más de 20 años de agresiones por parte de su hijo causaron alguna alteración mental que explique el ataque. Sólo hasta entonces la fiscal Juan resolverá que calificación darle al expediente. Por el momento no le tomó declaración E.G.. De igual forma intervendrá el Centro de Atención a la Víctima para valorar la situación de la jubilada. “Ella también es víctimas de violencia, independientemente de que esté imputada en esta causa. Queremos saber la escala de violencia”, agregó la fuente.
Este medio también pudo saber que en la casa de la calle 1º de Marzo vive E.G., su marido y el hijo que hoy se debate entre la vida y la muerte. C.A.G. reside en una pieza al fondo de la vivienda y debido a su patología, está completamente incapacitado para ejercer cualquier tipo de trabajo. El matrimonio tiene más hijos pero ninguno vive en el lugar.
E.G. nunca denunció a su hijo por la violencia pero sí inició los trámites para la internación. De hecho se había presentado a un juzgado para hacer este trámite pero de ahí la rebotaron a la Defensoría Civil. Allí le dieron un número para comunicarse. “Se trata de una señora con pocos recursos, con poco acceso a un montón de cosas que ni Whatsapp sabe usar. Está acreditado a través de testimonios de otro hijo de la familia que C.A.G. tenia una ensañamiento con ella. Una obsesión. Era un persona difícil de controlar”, añadió la fuente.
Lo cierto es que E.G. pidió ayuda como pudo. De acuerdo con lo que trascendió, les dijo que a los policías que “no aguantaba vivir más así” pero no la escucharon. Recurrió a las autoridades y recibió respuesta. “No era la que estaba esperando”, sostuvo la fuente.
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