A Salma Hayek nunca le ha importado hablar de su vida privada. Pero hay experiencias tan duras y traumáticas que necesitan tiempo para ser asimiladas antes de ser contadas en voz alta. Y esa es precisamente la razón por la que la actriz ha esperado hasta hoy para desvelar que estuvo a punto de morir por culpa del Covid-19.
Por Vanity Fair
Aunque han sido muchos los famosos que han narrado casi a tiempo real que se habían contagiado del virus, Salma ha tenido que esperar para atreverse a hablar de lo que pasó cuando, muy poco después de que empezara la pandemia, dio positivo en la enfermedad.
“Mi doctor me suplicaba que fuera al hospital porque estaba poniéndome muy mala. Pero yo me negaba, prefería morirme en casa”, ha revelado la mexicana en Variety, donde también recuerda las siete durísimas semanas que paso aislada en una habitación de su casa de Londres, donde vive con su marido François-Henri Pinault y su hija Valentina, de 13 años.
Aunque los primeros estados de la enfermedad fueron críticos, llegando incluso que conectarse a una botella de oxígeno, al final Salma logró superar su batalla contra el coronavirus. Eso sí, la recuperación fue muy lenta. Tanto que a día de hoy asegura que todavía no ha recuperado toda la energía que tenía antes de contagiarse.
Una condición que no le ha impedido regresar al trabajo el pasado abril para participar en el rodaje de House of Gucci, donde da vida a una clarividente que fue condenada por ayudar en 1995 a Patricia Reggiani, interpretada por Lady Gaga, a organizar el asesinato de su exmarido, Mauricio Gucci,
“Ha sido un rodaje sencillo porque no son muchas escenas. La película perfecta para volver a mi vida anterior. Ahora también hago cada vez más reuniones por Zoom, pero no muchas porque todavía estoy muy cansada”, explica. Nos alegramos mucho de que todo haya terminado bien.
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