Ricky Martin fue al grano en su sexta actuación en el escenario de Viña del Mar: llegó, cantó y bailó hasta el éxtasis sus 20 mayores éxitos y destiló sensualidad hasta poner al «monstruo» a sus pies… una vez más.
Esta noche, la primera de la 61 edición del festival de la ciudad chilena, no era fácil: desde horas antes, fuera del recinto de la Quinta Vergara -sede del evento- multitud de personas se manifestaba, con enfrentamientos con la Policía, para exigir la cancelación del certamen en medio de la crisis social que vive Chile.
«Que exijan lo básico, los derechos humanos, es básico, no pedimos nada. En Chile y fuera de Chile estaré contigo y siempre al tanto. Te quiero y dios te bendiga y nunca callados. Siempre con amor y con paz pero nunca callados», dijo en un uno de los momentos del show.
La fuerza de Ricky pasó y convenció. Bronceado, enérgico, sonriente y con chaqueta de cuero de manga corta, sobre un conjunto de camiseta y pantalón de brillantina, el puertorriqueño apareció en el escenario y fue desgranando, uno por uno, sus mayores hits, la mayoría en castellano.
Un catarata de éxitos
Con «Cántalo», el ganador de múltiples premios Grammy dio el pistoletazo de salida, y con «La bomba» fue calentando el ambiente de la cada vez más fría noche.
Chaqueta fuera y enseñando bíceps, «Bombón de azúcar», de su disco «A medio vivir» (1995) llegó con un provocativo baile junto a su cuerpo de baile de hombres y mujeres.
La calma llegó con «Tiburones», su más reciente single y nuevo tema de su próximo disco, que según adelantó por la mañana en una rueda de prensa, saldrá en abril.
«¡Levanten las manos si están un poco románticos esta noche!», lanzó a los alrededor de 15.000 espectadores de la Quinta Vergara, que se suman a los varios millones que lo siguen el festival por televisión en diversos países del mundo.
Espectáculo visual
Las pantallas también tuvieron especial relevancia en el show, que forma parte de su gira «Movimiento».
Para muestra, el vídeo con el que el cantante, de 48 años, se muestra haciendo ejercicio en ropa interior, y después en un baño solo cubierto con una toalla, mostrando parte del trasero.
Gritos y más gritos en la Quinta Vergara y paso a un «Livin’la vida loca» que puso patas arribas el anfiteatro.
Tras «Shake your bon-bon» y el propio «A medio vivir», el turno fue para una de las más coreadas de la noche, «Fuego contra fuego», que cantó casi por completo y en solitario el entregado público.
«La banda está lista para hacer lo que ustedes digan», dijo el puertorriqueño antes de cantar varios de los temas más románticos de su repertorio: «Tu recuerdo» -que en 2006 cantó en su MTV Unplugged junto a La Mari de Chambao-, «Te extraño, te olvido, te amo», «Disparo al corazón» y «Tal vez».
Pero también «Fuego de noche, nieve de día», que esta mañana ante la prensa definió como una de sus canciones preferidas, «un desahogo».
Las gaviota de plata y oro
En el primer intermedio del concierto, los presentadores del festival, María Luisa Godoy y Martín Cáramo, le entregaron la Gaviota de Plata tras recordar los muchos años que Ricky cantó en Viña. La primera en 1993 y la última en 2014.
El boricua dedicó el reconocimiento a sus cuatro hijos.
Los ritmos de flamenco de «Lola, Lola» y el romanticismo «Vuelve» reanudaron el espectáculo, y «Pégate» siguió elevando el listón que mantuvo en lo más alto «La mordidita», uno de sus últimos y más bailados temas.
Luego de poner a María «un pasito pa’lante» y «un pasito pa’tras», como hace desde que a mediados de los 90, el «monstruo» -llamado así por su capacidad para ensalzar o echar a artistas que no son de su agrado- empezó a pedir la Gaviota de Oro, que le fue concedida.
Está claro. Solo una era poco para Ricky.
Con «La copa de la vida», ya con el torso desnudo y solo cubierto con un chaleco, y «Vente pa’ca», el puertorriqueño puso punto y final al concierto. Como no podía ser de otra forma, cubierto con una bandera de Chile, país al que volverá a cantar en noviembre y seguir haciendo las delicias de sus apasionados fans. EFE