El activismo anticomunista del famoso actor de Hollywood provocaba la furia de los dictadores de la ex Unión Soviética y de China. Un repaso por los atentados que sufrió durante toda su vida
La noche del 28 de febrero de 1953, Josef Stalin tuvo una reunión en Kúntsevo con su círculo de hombres de confianza. Fue aquella noche cuando sufrió el ataque cerebrovascular que acabaría con su vida, pero también fue una de tantas veladas en las que vio películas hasta altas horas de la madrugada.
El dictador soviético era un gran aficionado al cine, le encantaban las películas de Tarzán y era un declarado enemigo del más patriótico de los actores de EEUU, John Wayne, al que había ordenado asesinar años atrás, explicó un artículo del diario español ABC.
John Wayne fue el intérprete más destacado de la época de oro de Hollywood y un enemigo úblico del comunismo. El actor nacido en Iowa, que cobraba un millón de dólares por película y personificaba los valores tradicionales de EEUU, estaba al frente de la Asociación para la Preservación de los Ideales Americanos, un grupo de presión de corte ultraconservador que emergió con fuerza durante los años de la caza de brujas de figuras del mundo cultural que eran sospechosas de tener una ideología marxista.
«Hay gente que afirma que los comunistas no son una amenaza, pero créeme, te digo que lo son, yo lo sé», expresó John Wayne durante una entrevista en 1974 con el escritor y periodista Michael Munn. Ahí la conversación derivó en una pregunta que se presuponía en tono de broma: «¿Por eso te intentaron asesinar?». No obstante, la respuesta de Wayne no tuvo nada de gracioso: «Los comunistas están intentando matarme desde 1949, pero, como ves, no son muy buenos. Nunca dije nada porque no quería que mi familia viviera atemorizada».
La reveladora conversación entre el actor y el escritor, así como los detalles de los intentos de Josef Stalin por acabar con la vida del famoso cowboy, fueron narrados por Munn en el libro John Wayne: el hombre tras el mito.
Según el texto, el odio de Stalin hacia Wayne se remontaba a fines de los años 40. El líder comunista ordenó al director de cine ruso Sergei Gerasimov que asistiera a la «Conferencia Cultura y Ciencia para la Paz Mundial» en Nueva York y que, de paso, tomara buena nota de los entresijos políticos del mundo del espectáculo.
A su regreso, Gerasimov retrató a Wayne como un soberbio que enarbolaba la bandera del anticomunismo en Hollywood y aprovechaba la menor ocasión para cargar contra los representantes soviéticos. Allí, en un más que probable arranque de ira aderezada por el vodka, el dictador ordenó la eliminación del actor.
Un par de agentes de la NKVD (el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos) -un departamento gubernamental que respondía directamente ante Stalin – se desplazaron en 1949 a EEUU para cumplir con los deseos del líder soviético. Los dos hombres consiguieron entrar en los estudios de Warner Brothers haciéndose pasar por miembros del FBI, pero antes de que tuviesen a tiro a John Wayne, fueron detenidos por verdaderos agentes federales.
El segundo intento llegó mientras el actor rodaba la película Hondo (1953) en México. Una célula comunista americana se internó en un poblado mexicano preguntando por Wayne, en lo que se convirtió durante unos días en una especie de Berlín Oriental con espías, contraespías y un grupo de detectives contratados por Esperanza Baur, la segunda esposa del actor, siguiendo en pocos kilómetros la pista del cowboy. Finalmente, la policía mexicana detuvo a los conspiradores.
Si bien el dictador soviético ya se encontraba muerto en las fechas en que se produjo la tercera acometida y su sustituto, Nikita Kruschev -gran fanático del emblemático vaquero-, presumió de haber anulado a tiempo la orden de asesinar a Wayne, varias células aisladas y la otra gran potencia comunista, China, no desistieron de cumplir con los designios de Stalin.
En 1966, el actor fue tiroteado por un francotirador chino durante su visita a las tropas estadounidenses en Vietnam. Al ser interrogado, el agresor confesó que el dictador Mao Tse Tung compartía con Stalin la aversión hacia el que calificaba como «Gran demonio jefe del gran satán americano».
«Me han llamado muchas cosas en la vida, pero nunca algo así. Aparentemente, Mao fue informado de que yo estaba en Vietnam y ofreció una gran recompensa a quien me eliminara«, declaró Wayne con cierto orgullo.
En 1983, el fracaso soviético era más que patente y el cineasta Orson Welles sentenció en otra entrevista a la prensa el gran error del dictador: «Stalin estaba loco como para una camisa de fuerza. Sólo un demente intentaría asesinar a John Wayne».
Finalmente, el actor más famoso de Hollywood falleció en 1979 a los 72 años de edad a consecuencia de un cáncer de estómago que se extendió hacia otros órganos. Fue enterrado en el cementerio Pacific View Memorial Park, de Corona del Mar, California.
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