La presentadora de televisión Angie Pérez ha estado en el centro de numerosascontroversias en los últimos meses por revelar en su cuenta en Twitter detalles de lossupuestos “enchufes” de artistas y personalidades venezolanos del mundo del espectáculo.
Muchas personas no la conocían, pero ahora su perfil en Instagram es casi de visita obligada, debido a los escándalos que ha sostenido con diferentes artistas, siendo los más recientes las peleas con la modelo Norkys Batista y el cantante “Nacho”.
Lo que pocos saben es que Angie Lilia Pérez Capobianco es una conductora de televisión que participó en el Miss Venezuela 1998 como representante del estado Barinas.
Pérez no es comunicadora social, pero tiene amplia experiencia en medios de comunicación. Es egresada como licenciada en Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela y cursó una maestría en Artes en Periodismo de Televisión de la Universidad de Miami.
Pérez participó en varios concursos como el Miss Latinoamérica, en el que consiguió varias distinciones. Tras superar la faceta de concursos de belleza, Pérez incursionó en la actuación y la animación.
En 2005, después de haber hecho pasantías en Telemundo 51 y tras haber sido presentadora de noticias en Univisión 40 en Carolina del Norte, se convirtió en ancla de la sección de entretenimiento de El Noticiero de Televen, canal en el que más tarde se convertiría en conductora del espacio de juegos “Rompecoco”.
Luego de pasar por la televisión venezolana, se fue a Kluz-TV, un canal de Univisión con sede en Nuevo México, en el que se desempeñó como presentadora de noticias y corresponsal. Después estuvo en Telemundo en la cobertura de la fuente de entretenimiento, labor que la pondría en el ojo de los productores de E! Latinoaméricapara trabajar como traductora y animadora de eventos especiales como Live from the Red Carpet Oscar Countdown & Afterparty y los Latin Billboard Awards.
La presentadora es directora de dos fundaciones en EEUU sin ánimos de lucro: Luchemos por la Vida, dirigida a ayudar a niños con VIH en Venezuela; y Misses por la Paz que reúne a más de 300 exparticipantes de certámenes de belleza en el mundo para causas nobles.
Pérez ganó un Premio Emmy por un perfil que realizó sobre una venezolana con una academia de baile que había perdido a su hermana.
“Cuando fui nominada al Emmy debía gastar alrededor de 800 dólares entre entradas, traslados y otros aspectos de logística y no lo vi necesario. Le pedí a mi compañero que si me nombraban como ganadora recibiera el premio en mi nombre y le diera toda la gloria a Dios. Así fue”, declaró en una entrevista para Hispana Realizada.com
ACÁ TODO:
La hispana que hoy les presento es una apasionada por su oficio de comunicadora, aguerrida en la noticia y la investigación, luchadora de causas nobles y justas, pero sobre cualquier cosa, está profundamente enamorada de Dios.
Su nombre es Angie Pérez, venezolana y con su historia de realización en los Estados Unidos. Ha ganado varios premios internacionales, es voz oficial de la Alfombra Roja del canal E! Latinoamérica y aunque sus redes sociales muestren a una periodista combativa, de esas que no callan ante la injusticia, se autodefine como Hija de Dios, que anuncia y denuncia, según mandato bíblico.
En su ámbito profesional, se licenció en Estudios Internacionales en su país natal; y ya viviendo en Miami hizo una maestría en Periodismo para TV.
Es directora de dos fundaciones en EEUU sin ánimos de lucro: Luchemos por la Vida, dirigida a ayudar a niños con VIH en Venezuela; y Misses por la Paz que reúne a más de 300 exparticipantes de certámenes de belleza en el mundo para causas nobles, por el bienestar humano.
La escuché hablar desde el dolor, la rabia y la indignación. No sostuvo sus lágrimas cuando tocó la herida de su maltratado país. Por eso, desde lejos intenta aportar todo cuanto puede, asistida por la fe y los dones que Dios le dio.
¿Cómo te autodefines?
Soy hija de Dios. Y aunque no lo parezca mucho si revisas mis redes sociales, el Señor me ha recalcado en estos últimos años que debo luchar. Soy una vasija que Dios ha roto y que Él mismo ha vuelto a armar. Así que soy Su hija.
¿Cómo nace tu pasión por la comunicación?
Es que yo hablo más que loro pisado (risas). Al principio de mi carrera pensé que quería ser modelo y actriz, y aunque sí lo fui, la vida me llevó a un casting de radio 92.9 FM en Caracas donde comenzó lo que me llevó a ser en la actualidad. No lo creía pero me reconocieron como una buena voz para la locución. Gané un concurso de belleza organizado por la estación de radio e inicié una especie de pasantía en el mundo de la radiodifusión, el cual era completamente ajeno para mí. Aprendí a la brava muchas cosas, de transmisiones y otros asuntos técnicos.
¿Qué es lo que más te gusta de esta carrera?
Lo que más me gusta pero que también me llena de responsabilidad es el peso de las palabras. Es una ventaja pero también es un asunto de cuidado. El efecto puede ser para bien o para mal.
Me tocó reportar farándula e incluso participar de reuniones editoriales donde nos preguntábamos: ¿Con quién nos metemos hoy?
Hoy por hoy aprendí que no es con quién me meto, sino qué investigo con toda la responsabilidad del caso.
¿Cómo te define haber sido candidata del Miss Venezuela?
No me define. Fue una época de mi vida durante la cual aprendí y vi muchas cosas, algunas no me gustaron, otras me empujaron a madurar rápidamente.
De ser imagen, modelo, presentadora y voz de TV, ¿qué te ha dado mayor satisfacción?
Actualmente la misión con los niños desde la Fundación Luchemos por la Vida me llena. Cada tratamiento cuesta mucho dinero y por eso me da tanta indignación cuando vemos el derroche injusto de miles de dólares.
¿Qué significado tiene para una periodista venezolana haber ganado el premio Emmy?
Doble significado. Porque además no siento que me lo haya ganado yo, sino la persona sobre quien hice el perfil, con cuyo trabajo participé. Fue de una venezolana con una academia de baile y con una historia fortísima de pérdida de su hermana y superación de obstáculos.
¿Cómo te hacen sentir los premios que has ganado?
Nada se compara con el premio de vida que es tener a Cristo en mi corazón. De resto todo es vanidad.
Cuando fui nominada al Emmy debía gastar alrededor de 800 dólares entre entradas, traslados y otros aspectos de logística y no lo vi necesario. Le pedí a mi compañero que si me nombraban como ganadora recibiera el premio en mi nombre y le diera toda la gloria a Dios. Así fue.
¿Cómo nace la idea de Misses for Peace?
Tras la muerte de mi alumna Mónica Spear, algunas de mis compañeras decidimos que debíamos hacer algo. Un día, mientras había protestas en Venezuela, un grupo decidió ir a protestar y al regreso anunciaban que habían matado a Génesis Carmona, una de las integrantes. Así nació esta organización.
¿Desde cuándo asumiste la dirección de Misses for Peace?
Como éramos un grupo tan grande y diverso, la presidenta nos pidió agruparnos por regiones. Así yo asumí la parte de Estados Unidos. Somos una organización pro democracia, pro derechos humanos, que son misiones muy claras y firmes.
Hace alrededor de 2 años promovimos un programa para Venezuela y recaudamos casi 20 mil dólares entre dinero y medicinas. Nos hemos convertido en una especie de madrinas de niños con VIH en Venezuela. Ha crecido la causa con colaboradores venidos de diferentes iglesias, especialmente la católica. Hago un llamado especial a los pastores cristianos a que se sumen porque los niños afectados son todos hijos de Dios que sin quererlo nacieron con esta condición.
¿Cómo pasaste de la santería a Dios?
Por la misericordia de Dios. Por ignorancia caí en la santería, por tonta me dejé llevar por personas impulsadas por el demonio. Sé que mis problemas de salud son venganzas porque me salí de ese mundo.
Una vez haciendo un reportaje, la hija de mi entrevistado me dijo: tú tienes un altar en tal sitio de tu casa, y me asusté porque me lo describió una niña de 12 años.
“Es por eso es que tú tienes pesadillas” y otros detalles, agregó la niña.
No fue fácil, porque caí dos veces más en la santería.
Una vez me habló Dios y mi vida cambió. Ya han pasado 8 años desde mi conversión, en la que Dios me devolvió a la vida y conseguí el camino.
¿Cómo percibes a las mujeres hispanas en EEUU?
Son fuertes, perseverantes. En este país hay muchas oportunidades, pero hay que insistir, hay que ser como la gota que cae una y otra vez sobre la piedra y al final la perfora.