Florinda Meza regresa al cine después de 30 años

Florinda Meza está de regreso en el cine con la película Dulce familia.

Su trabajo más reciente en esta industria fue la cinta Música de viento, en 1989, que realizó junto a su querido esposo, Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”. Con este motivo platicamos con la zacatecana, quien en el proyecto da vida a una actriz malvada que suele molestar a su hija, interpretada por Fernanda Castillo, por su apariencia física, además de recordar lo mucho que fue amada por su “Robert”, quien nunca vio un defecto en ella, como todos los buenos hombres. Es más, la quiso de tal forma, que si hoy estuviera vivo la impulsaría a seguir trabajando y tocando corazones mediante su talento actoral.

“TENÍA MIEDO DE NO DAR LO QUE EL LIBRETO EXIGE”

¿Por qué decide regresar a la actuación con Dulce familia?

La verdad es que no lo decidí yo, fue alguien más. Fue el clásico movimiento que hace el dios de las casualidades, que permitió que un escritor como Nicolás López, que es tan bueno manejando la comedia y tan talentoso dirigiendo, se fijara en mí y escribiera un papel exclusivamente para mí.

¿Cómo se sintió cuando Nicolás habló con usted?

Halagada, abrumada y después asustada, porque había pasado mucho tiempo sin trabajar en cine; la última vez fue en 1989. Aunque sí había actuado ante el público en teatro, lo adoro, pero todo eso había sido con un libreto, dirección y alternando con Roberto (Gómez Bolaños), y ahora era con otra persona.

Este proyecto es una comedia que le llega luego del fallecimiento de don Roberto…

Me llegó en momentos de vida muy difíciles; en mi rostro se notaba todavía el dolor del llanto y de aguantar el llanto para que tu ser querido no vea que estás triste. Me llegó cuando aún tenía el recuerdo de lo difíciles que fueron los últimos meses o días de su vida, cómo mi ser querido se fue deteriorando, y todo ese acervo de dolor me estorbaba para la comedia, entonces tuve que darle la vuelta, (me sentía asustada) también porque sabía que iba a estar rodeada de tanta gente joven y tan talentosa.

¿Ya había visto el trabajo de los actores jóvenes mexicanos?

Sí, y yo decía: “¿Qué pasa? ¿Por qué ya no los enseñan a actuar, por qué no tienen dicción?”, pero con ellos no. Ellos son muy talentosos, desde la niña que interpreta a mi nieta, es increíble; los otros ya tienen mucha más experiencia por toda la trayectoria que tienen en el cine. Lo que más me gustó de esto, ante mi miedo por la brecha generacional, fue que cuando estuvimos ahí me di cuenta de que son lindos y que no debo temer a trabajar con jóvenes. A pesar de todo lo que he vivido y me ha pasado, disfruto de la compañía de los jóvenes. Lo disfruté, me sentí muy bien, la pasé muy bien.

¿Cómo se sentía de regresar a un foro para el rodaje de Dulce familia?

Yo decía: “¡Dios mío! Espero no estar oxidada”. Tenía miedo de no dar lo que el libreto exige, de no dar lo que un director pudiera pedirme, porque yo soy muy distinta en mi vida personal a esa mujer, como madre. Digo, no he sido madre físicamente, pero sí de otras formas, y hasta de mis perros, entonces, yo no soy como ella, así de altanera y soberbia, odiosa, y había que dar todo eso, era un reto.

“EL PERSONAJE DE VERÓNICA TRUJILLO ES ODIOSO”

Su personaje, Verónica Trujillo, es terrible, de verdad llega a odiarse…

Es odiosa, ¿cómo se atreve a decirle a su nieta: “¿Tú quién eres? No, tú te tragaste a mi nieta” (por el peso que tiene la niña), así como diciéndole: “Yo no tengo nietas gordas”, y lo de que odia que le digan abuela, es terrible.

¿Cómo desarrolló este personaje tan malvado?

Lo saqué de las experiencias vividas, de gente con la que me topé, que además era tan imprudente como ésta. Las recordaba e iba imaginando con el libreto, que está tan bien escrito, el background (trasfondo) de esta persona.

¿Recuerda a alguien en particular?

Tengo una tía que en una ocasión estaba en un restaurante con mis cuñadas, que son unas personas gorditas, y ellas se comieron el pan que sirvieron con una copita de vino antes de la comida, lo normal, y mi tía le dijo al mesero: “Por favor, traiga más pan porque este par de gordas ya se comieron todo, por eso están como están”. ¡Así de imprudente en un restaurante! Así mucha gente con la que me tocó vivir, que era imprudentes que no sabía que hay formas de decir la verdad.

¿Qué le pareció el cambio de apariencia de Vadhir Derbez y Fernanda Castillo, que subieron más de 10 kilos para sus personajes?

Fue sorprendente, sí, pero lo más impactante fue que no se quedó en el cambio físico, porque éste no habría sido lo suficiente si el nivel histriónico no hubiera estado al nivel del cambio, y la verdad es que Vadhir lo hizo muy bien, y aunque Fernanda es la estelar y él tenía menos oportunidad de lucirse, lo hizo muy bien, y hay un momento en que dices: “Yo quiero un novio así, yo quiero alguien así para mí”. Bueno, yo sí lo tuve.

¿Se refiere a don Roberto Gómez Bolaños?

Para Roberto yo era la mujer más bella del mundo, la más talentosa, la más valiosa.

“GRACIAS POR RECORDARME”

Seguramente el recuerdo de don Roberto estuvo en todo momento mientras filmaba…

Sí, claro. Además, en todas partes me abordaban por el programa El Chavo del 8; entonces él está, pero no en todo. Lo añoro mucho, inmensamente. Yo creo que sí estuvo presente y debió haberse sentido muy contento de que hubiera un escritor que man jara la comedia con gusto, sin miedo y con respeto, como lo hizo Nicolás.

¿Qué cree que le habría dicho don Roberto si estuviera con nosotros sobre su regreso al cine?

Me habría dicho: “¡Adelante, tú puedes!”. Y si hubiera estado sano habría estado feliz de acompañarme. Enfermo, bueno, la que habría sufrido hubiera sido yo como sufría cuando me iba a Nueva York a hacer mi obra, porque lo dejaba solo y sentía una gran preocupación. Pensaba: “¿Lo cuidarán bien, no lo cuidarán bien, qué pasará? ¡Que no se ponga delicado!”. ¡Eso era angustioso!

Su recuerdo sigue vivo en toda América Latina…

¡Y en Oriente! Recuerdo que estábamos en Tokio en 1986. Cuando encendí la televisión –yo siempre hago esto porque me gusta saber cómo se divierte la gente del lugar, qué ve, qué no ve–, ese día vi algo raro que dije: “Esto lo conozco”, y era un Chapulín Colorado, pero en japonés, entonces, sigue vivo en todos esos lugares, al igual que en Portugal, España, Angola, Marruecos… en muchas partes.

Su trayectoria también es conocida en todas partes, ¿qué le diría a la gente que la admira tanto?

Gracias, gracias por recordarme, por venir a verme, sigan viniendo a verme. reseña msn entretenimiento