Le señalan con el dedo acusador como irresponsable, desleal e inmaduro. Es el disparo fácil en una diana muy expuesta. Critican que, tras doce años de noviazgo y dos hijos en común, Gerard Piqué haya decidido poner el punto final a su relación con Shakira porque el amor se esfumó y él quiere empezar otra vida. Le culpan de haber destrozado a la cantante al tiempo en que escarban en su histórico de conquistas para dar con la mujer que podría estar ocupando ahora su ajado corazón.
Piqué y Shakira llevan más de tres meses separados. Y, desde entonces, la comunicación es complicada porque ella sigue enamorada y él parece haber pasado página. Tanto es así que se mostró en contra a volver a intentarlo como ella propuso hasta en dos ocasiones.
Fuentes cercanas al astro catalán explican que llevaban tiempo muy desgastados y que la ruptura no tiene nombre de mujer. No son ni serán los únicos en tener acuerdos que solo a ellos corresponde desvelar.
Rota la relación, Piqué está molesto por el devenir de los acontecimientos. No perdona ni olvida la traición que supone que Shakira haya permitido que personas allegadas a ella expliquen en televisión que está lánguida y lloricosa, que se encuentra recomponiéndose y apenada, como si para él esta situación fuera agradable o baladí.
Las confesiones privadas y públicas no le están sentando nada bien porque ambos tenían códigos que ahora parecen incumplirse: «¿Pero qué os pensáis que él está todo el día con unas y con otras? Porfavor, hay que ser un poco serios en estos y recordar que cada uno sobrelleva las rupturas como puede», explica alguien que conoce muy bien al jugador.
Las diferencias entre ellos son evidentes. Ahora se especula con un futuro en el que podría haber discrepancias por la custodia de los menores. No será fácil que Shakira pueda, como dicen que pretende, establecerse nuevamente en Miami. ABC
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