En su pequeña cocina en un barrio de Caracas, Maide del Carmen Rojas, de 48 años, prepara los yogures que luego vende por necesidad, y sin más promoción que el boca a boca, mientras sueña con convertir su emprendimiento en un próspero negocio, en el que sus clientes puedan degustar la receta que prepara «con tanto amor».
«Quiero surgir», dijo a EFE Rojas, quien, tras seis años desempleada, luego de que se viera obligada a dejar su trabajo como conserje «por motivos de salud», empezó este negocio que bautizó como «Oh Gur», con el que busca generar ingresos desde su hogar.
En Venezuela hay unos 3 millones de emprendedores, de los cuales el 90% crearon su negocio por necesidad, según un estudio elaborado por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), para el que fueron encuestados 2.300 hogares.
El 86% posee emprendimientos en etapa temprana, es decir, tienen negocios nacientes (con menos de 3 meses en el mercado) o nuevos (con menos de 3,5 años en el mercado).
«Decidí emprender como para ayudarme yo aquí en mi casa, (para la compra de mis) medicamentos, o sea, generar algo para yo poder seguir adelante», dijo Rojas.
Ingresos
Con un batidor, Rojas remueve la leche mientras se calienta. Sobre su ropa cómoda, tiene puesto un delantal y se cubre el cabello con un gorro de tela. En otra olla tiene pequeños pedazos de durazno, una de las siete frutas que usa para sus yogures, que vende en 1,5 dólares cada uno.
En una semana, puede vender entre 90 y 120 unidades. Con una docena, tras la compra de ingredientes, gana unos 5 dólares, lo que percibe en un mes un empleado público o un pensionista, quienes han protagonizado más de 1.600 protestas en lo que va de año para denunciar el salario que devengan.
A juicio de Rojas, los salarios en el país no son lo suficientemente atractivos como para arriesgarse a sufrir un «desgaste» de su salud saliendo de su casa y tomando transporte público para llegar a un lugar de trabajo, sobre todo porque no puede «estar mucho tiempo parada (de pie)» por la artrosis.
El profesor e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la UCAB, Demetrio Marotta, dijo, durante la presentación del estudio, el pasado 15 de marzo, que la motivación de la mayoría de los emprendedores es «ganarse la vida porque los empleos» son «precarios».
«Son pocas las oportunidades en el contexto económico, que es muy limitado, y los empleos que se están generando en la economía son cada vez más precarios, por lo tanto, los emprendedores son básicamente impulsados o motivados por la necesidad», aseguró.
Formalizar emprendimientos, un reto gubernamental
Junto a la mesa en la que prepara los envases -primero la fruta y luego el yogur, que dejó reposando por 12 horas-, Rojas se imagina siendo dueña de su propio negocio y poder acceder a créditos, escasos en el país.
Para el profesor e investigador del IIES Luis Lauriño, el reto es «impulsar y mejorar todos los factores que habilitan el emprendimiento en Venezuela», entre ellos políticas públicas, sistemas de financiamiento e institucionalidad.
«El reto (…) es hacer que ese emprendimiento temprano pase a una fase mucho más consolidada, mucho más estructurada, sostenible, y que pueda capturar mano de obra y sea de valor agregado para la economía del país», señaló.
En Venezuela, además, es «excesivamente burocrática toda la tramitación» para la «apertura de nuevos negocios».
El pasado febrero, el presidente Nicolás Maduro firmó un decreto para «facilitar y eximir a los emprendimientos debidamente registrados ante el Registro Nacional de Emprendimiento (RNE) del pago por trámites de inscripción con entidades de trabajo y otros permisos».
Indicó que hay 575.000 emprendimientos «debidamente registrados», un número que ordenó multiplicar «por dos, (…), por tres, por cuatro… Tiene que haber millones de emprendedores y emprendedoras en el país».
Rojas es una de los emprendedores que aspira a formalizar su empresa, «avanzar y tener un negocio, donde las personas degusten» lo que hace «con tanto amor y tanto cariño», agregó. Carlos Seíjas Meneses/EFE