El cambio en el estilo de trabajo de miles de personas en Nueva York tras la pandemia ha afectado a la actividad económica de numerosas empresas de esta ciudad. Los trabajadores ahora sólo tienen que acudir a su puesto laboral tres días a la semana y teletrabajan otros dos. Algo que ha sido positivo para ellos, ya que ahorran dinero y tiempo en tráfico, pero negativo para varios sectores.
El trabajo en remoto ha cambiado drásticamente el ritmo diario de Nueva York y le está saliendo caro a la ciudad. La presencia en las oficinas se ha reducido un 30%, porque cada vez más empleados solo pasan por ellas tres días a la semana: martes, miércoles y jueves. De viernes a lunes ellos y su dinero se quedan en casa, teletrabajando.
Esta nueva rutina laboral le está costando a la ciudad neoyorquina más de 12.000 millones de dólares anuales que los trabajadores solían gastarse en bares, restaurantes y entretenimiento, según un análisis del economista Nicholas Bloom, de la Universidad de Stanford que publica Bloomberg News.
El informe explica que cada trabajador está dejando de gastar un promedio de 4.700 dólares menos al año. Y esto influye directamente en las arcas de la ciudad, que también han visto como se reducen sus ingresos.
La ciudad que nunca dormía ahora descansa a ratos
France 24 ha querido comprobarlo en primera persona y ha realizado una ruta por la ciudad un lunes, un día de la semana que antes de la pandemia era bastante caótico debido a la llegada de trabajadores procedentes de los suburbios que se sumaban a los regulares de Manhattan. A las 7:30 am hora local el metro está casi vacío, si lo comparamos con el uso que se hacía de él en 2019 (según MTA, el metro de Nueva York tiene 2,4 millones de usuarios diarios, un declive comparado con los 5,4 millones de personas que lo usaban cada día antes de la pandemia).
Aquí un claro ejemplo de cómo está cambiando el paisaje de la Gran Manzana por el teletrabajo. La ciudad que nunca dormía ahora está de capa caída los lunes y los viernes porque muchos empleados trabajan desde sus casas. pic.twitter.com/r8nvmMjt8p
— Mamen Sala (@MamenSala) March 28, 2023
Camino del Midtown, un barrio en la parte alta de Manhattan, se echa de menos el bullicio de automóviles, trabajadores, y vendedores. France 24 llega a la casa de Julia Herbera, una española de 28 años que ha convertido la habitación de invitados de su casa en una oficina con dos pantallas de computadora, una gran lámpara y una mesa robusta con espacio suficiente para poder sentirse como en su oficina.
“Me ofrecieron un trabajo que estaba en Texas y me gustaba mucho, pero mi marido tiene aquí una buena posición (en Nueva York) y no queríamos irnos, así que me permitieron trabajar remotamente. Estoy muy contenta, porque me cunde más el tiempo y sólo tengo que ir a la oficina que está en Austin una vez a la semana”, explica Julia a France 24 desde su cómodo apartamento en pleno Manhattan.
Además, asegura que trabajar desde su casa le permite compaginar mejor su vida personal con la profesional “porque pierdo menos tiempo en arreglarme, ir a trabajar que en Nueva York todo está lejos», y además puede hacer deporte, “que me hace sentir bien», nos confiesa.
El impacto económico del teletrabajo
Algunos negocios ni siquiera abren sus puertas los lunes porque las cuentas ya no salen, y otras empresas incluso han cancelado los servicios en la Gran Manzana. Como la compañía de autobuses DeCamp Bus Lines, que a partir del 7 de abril ya no ofrecerá la ruta desde y hacia Nueva York con New Jersey por falta de pasajeros.
A medida que se ha ido superando la pandemia, la empresa “ha luchado por recuperar a los pasajeros que viajan diariamente, ya que el trabajo desde casa, el remoto y los horarios flexibles redujeron severamente los viajes diarios a Nueva York», dijo la compañía en un comunicado a sus clientes, pero aun así «el número de pasajeros mensual promedia el 20% o menos de los niveles anteriores al Covid-19».
El dinero que DeCampus Bus Lines pierde es que el que ahorran usuarios como Ana Granados, que vive en Nueva York desde hace 20 años y asegura que el teletrabajo le permite ahorrar bastante dinero cada mes. “Solo en transporte me ahorro un 50% al mes, más lo que ahorras por no tener que comer fuera. Al final son 200 o 300 dólares al mes que no te gastas”, cuenta a France 24 poco antes de invitar al equipo a sus oficinas en pleno barrio del Soho.
Cuando entramos todo está extremadamente limpio, y reluciente, poca gente pasa por aquí, como nos explica Ana, “podemos trabajar de manera remota dos días a la semana, así que la mayoría de la gente elige hacerlo lunes y viernes. El lunes está bien porque así organizas la semana desde casa tranquilamente y el viernes también porque puedes acabar antes”.
O las casas..Cada trabajador está dejando de gastar $4,700 dólares menos al año gracias al teletrabajo.Pero claro, los negocios de la Gran Manzana están perdiendo anualmente más de $12.000 millones y esto también lo han notado las arcas de la ciudad a la hora de recoger impuestos pic.twitter.com/MUy19vmv2o
— Mamen Sala (@MamenSala) March 28, 2023
Ni siquiera el famoso barrio financiero de la Gran Manzana es lo que era. Los clásicos ejecutivos que solían llenar las calles de Wall Street ahora han sido sustituidos por turistas y, en esto, tiene mucho que ver la estrategia del alcalde de Nueva York, Eric Adams. Ante la falta de la vivienda en la ciudad, Adams se ha propuesto aprovechar las oficinas vacías y convertirlas en apartamentos, algo de lo que sí carece la ciudad y está disparando los precios de los alquileres. France24