Siempre que se levanten las sanciones que pesan sobre el comercio de hidrocarburos de Venezuela, Citgo podría suministrar entre 100.000 y 150.000 barriles diarios – o «quizás más» – de combustibles al país a cambio de crudo, indicó su presidente ejecutivo Carlos Jordá a la agencia especializada Argus.
Citgo es ahora una refinería independiente «de facto», dijo Jordá, pero puede cumplir un rol de «puente» o intermediario durante un período de transición política y reconstrucción.
No obstante, el ejecutivo dejó en claro que cualquier acuerdo futuro con Pdvsa deberá ser independiente y tener sentido económico para ambas partes.
De hecho, al igual que el resto de las refinadoras estadounidenses, Citgo tiene restringido el suministro a Venezuela mientras se mantengan las sanciones. Y aunque Estados Unidos ha autorizado recientemente la venta de Gas Licuado GLP a Pdvsa, la filial estadounidense no es un proveedor especializado en GLP.
Incluso si accediera a suministrar productos, Jordá dijo que la prohibición continuada de los intercambios frustra cualquier acuerdo, porque los proveedores necesitarían un prepago en efectivo, que es poco probable que Pdvsa proporcione.
En la práctica, Citgo ya ha dejado atrás sus raíces como consumidor de materia prima venezolana.
Las dos refinerías de la compañía en la costa del Golfo de México, Lake Charles, con una capacidad de procesamiento de 425.000 b/d y Corpus Christi para 157.500 b/d, fueron diseñadas para refinar principalmente crudo pesado venezolano.
En respuesta a las cambiantes condiciones del mercado, Lake Charles se ha reconfigurado para procesar entre 90 y 95 % de crudo ligero, mientras que Corpus Christi cubre 65 % de su dieta con petróleo liviano, y aumentaría su capacidad si Citgo, agobiada por la deuda, tuviera acceso al capital, dijo Jordá.
En la actualidad, Citgo procesa mayoritariamente crudo estadounidense, que complementa con petróleo colombiano, mexicano y canadiense.
– Habla el experto –
Carlos Jordá, presidente ejecutivo de Citgo, gestionó el área de refinanción de Pdvsa antes de la llegada de la revolución bolivariana, cuando la estatal venezolana era una de las mayores petroleras del planeta.
Pdvsa tenía 1.300.000 barriles diarios de capacidad de refinación, con un consumo interno de 500.000 barriles por día de productos combustibles. Pero el colapso económico del país y la aguda escasez de combustible han reducido la demanda interna a sólo unos 100.000 b/d.
«No va a ser fácil, pero al final se hará algo con las refinerías. Tal vez no se podrá llegar a procesar 500.000 barriles diarios, pero sí 300.000 de capacidad serán restaurados. Venezuela no puede depender 100% de las importaciones», dijo. «Citgo podría servir de puente para los productos y ayudar a a poner en marcha esas refinerías», según sean las condiciones.
Para Jordá, la inversión extranjera para restablecer la industria petrolera de Venezuela se centrará enlas operaciones aguas arriba. «Es difícil conseguir capital para entrar en la refinación. Mira lo que pasó en Hovensa», dijo, refiriéndose a la antigua empresa conjunta Pdvsa-Hess en Santa Cruz, en las Islas Vírgenes estadounidenses. La refinería de Limetree Bay, que ha sido renovada, se puso en marcha a principios de este año, pero se ordenó su cierre por motivos ambientales.
Jordá advierte que un posible impuesto sobre el carbono haría más difícil la recuperación de Venezuela. «Podría complicarse. Vender petróleo pesado va a ser un reto para cualquiera».