La firma japonesa señala que el gobierno puede seguir priorizando las exportaciones petroleras para pagar el servicio de la deuda externa
Blanca Vera Azaf/El Nacional
En su más reciente informe la firma Nomura señala que el flujo de caja de las cuentas de Venezuela “es precario”. Destaca que el país será capaz de financiar sus compromisos en los próximos dos o tres años dependiendo de cómo estén los precios del petróleo y su cuenta fiscal.
Añade que el gobierno puede continuar priorizando las exportaciones petroleras para pagar el servicio de la deuda externa y evitar un posible evento de cesación de pago (default).
La estrategia a mediano plazo puede depender del manejo del flujo de caja en función de un escenario extremo, en el que las reservas internacionales estarían en casi cero y serían escasas las importaciones petroleras, explica y refiere que la situación puede conducir a que el gobierno no pueda financiar los pasivos (deudas), las importaciones de crudo y el servicio de la deuda externa.
La firma japonesa apunta que existe el riesgo de que el chavismo reevalúe su voluntad de pago si se llega a encontrar en una situación de gran estrés para cumplir sus compromisos de pago. “Hay un riesgo que tiene que ver con que la escasez de recursos en las cuentas fiscales explote y Venezuela no pueda renovar o reestructurar sus obligaciones con China, con los proveedores de petróleo y, al mismo tiempo, enfrentar los reclamos en las cortes de arbitraje internacionales”.
Nomura se pregunta si la República y Petróleos de Venezuela pueden desafiar las expectativas de posponer un default. Asegura que 2015 fue el año de la gran creatividad financiera y 2016 ha sido el del recorte de las compras externas. “Asumimos que 2017 es el período de desorden”, apunta. Incluso insinúa que habrá más recortes de las importaciones, lo que requerirá de un control autocrático para poder sobrevivir una estanflación crónica.
El informe indica que ante las pocas opciones de financiamiento en esta etapa de recorte en el flujo de caja, aumenta la sensibilidad de los precios de los bonos. Esta incertidumbre, advierte, se convierte en un problema ante la inexistencia de fondos adicionales que puedan funcionar como colchón de la crisis económica que atraviesa Venezuela,
Sugiere que Venezuela ha entrado en una “fase crítica” en la que se determina si se regresa a la democracia o si se mueve mucho más hacia un modelo de autocracia. “El próximo año será todo un reto en lo que se refiere a una mayor contracción de las reservas internacionales y de las importaciones de bienes, con la finalidad de posponer una cesación del pago de la deuda externa en medio de una crecientes dependencia de las exportaciones de petróleo para poder financiar las responsabilidades de pago”.