El economista y decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Unimet, Luis Oliveros reiteró que las sanciones económicas que ha aplicado Estados Unidos contra Venezuela, no tienen ningún punto positivo y, principalmente, no han logrado ni lograrán el cambio de Gobierno. Por el contrario, solo atornillará a Nicolás Maduro en el poder.
Eso fue parte de lo que expresó durante su intervención en el foro Sanciones al Descubierto: una mirada política, económica y empresarial que, se llevó a cabo el pasado viernes en el Hotel Tamanaco. En principio, Oliveros recordó que cuando «le vendieron» las sanciones al país, la comunidad internacional y los actores venezolanos que las impulsaron, «las vendieron diciendo que Maduro no aguantaba las sanciones, que la gente se iba a cansar y saldría a la calle. En ese entonces, en 2018, los venezolanos sufrían los embates de la hiperinflación y la escasez, y se les dijo que gracias a las sanciones la comunidad internacional vendría a ayudarnos y generarían el quiebre político»: lo que nunca ocurrió.
Lamentó que algunos opositores que pidieron sanciones, hoy no lo asuman y comentó: «En cierta parte de la oposición, nos gusta portarnos como el PSUV, lamentablemente porque al final tenemos que entender las cosas malas que hicimos y que tenemos que cambiar».
Oliveros apuntó que desde que se implementaron las sanciones en 2018 hasta el año 2021, el país perdió unos 30 mil millones de dólares, y reprochó que la discusión no se centre en esos recursos que dejó de percibir Venezuela, sino en que «igual se los iba a robar el Gobierno».
Destacó que las sanciones no solo han afectado rudamente el flujo de caja de Petróleos de Venezuela, sino también al sector privado y a la población en general. Respecto al sector privado, dijo que «trabajar en un país con sanciones te hace tóxico y la empresa privada ha vivido con esto durante los últimos años».
Por ejemplo, siguió, en plena pandemia, conversó con tres organizaciones no gubernamentales, a las que consultó si habían tenido problemas con las sanciones.
«Tenían listos varios cargamentos con tapabocas, guantes y el gel, pero se las pararon por las sanciones. Porque seguro los cargamentos iban a ayudar a que Maduro saliera del poder, no hay cosa más estúpida«, fustigó.
En este punto, Oliveros hizo un llamado a la sociedad venezolana a entender que no es de chavistas abogar por el fin de las sanciones, sino que estas no lograrán el cambio político y solo traerán penurias al país.
«Como sociedad tenemos que entender. Antes, repito de nuevo, nunca he sido chavista, nunca he estado en el lado oscuro de la fuerza. Como sociedad tenemos que entender que, si quiero un cambio de gobierno, no puedo poner sanciones. Las sanciones afectan a las empresas, a la gente, pero no al Gobierno. Imagina que cuando no tenemos gasolina, ¿Cilia o Maduro lo padecen? No creo. Las sanciones no generaron cambio ni en Cuba, ni en Irán y no lo harán en Venezuela», enfatizó.
«Debemos dar un paso hacia adelante y entender que las sanciones no sirven, solo atornillan en el poder a quien está en el poder y hay suficiente evidencia empírica en el planeta y podemos pensar en países donde las sanciones no sirven».
Por último, consideró que es poco probable que Estados Unidos regrese a una política de sanciones ferreas, pero si regresan se generarán dos problemas principales:
«La falta de inversión en el sector petrolero que está destruido; y el segundo es que Venezuela no podrá vender el petróleo en sus mercados naturales, Estados Unidos y Europa, lo que implica la guachafita de vender en Asia y sabemos qué puede pasar: entras a competir con el petróleo ruso, lo que se traduce en descuentos muy grandes».
Sí a las sanciones individuales
Por su parte, la jefa de redacción de HispanoPost Venezuela y directora de Carpe Diem Comunicaciones LLC, Blanca Vera Azaf enfatizó que durante el tiempo que el Gobierno de Nicolás Maduro ha estado sancionado, no se podría decir que ha estado obligado a negociar, sino que ha logrado elaborar un «know-how» con otros países sancionados como Irán, y así seguir vendiendo crudo en mercados piratas, si bien es cierto con descuento de hasta 40 %, pero igualmente lograba venderlo.
«Esto da cuenta de que, de una forma u otra, venía funcionando, por lo tanto decir que el Gobierno se debilitó por las sanciones me parece exagerado».
Apuntó que, si bien el Gobierno de Nicolás Maduro impulsó una crisis devastadora que afectó los procesos en el área industrial y comercial, como, por ejemplo, el deterioro del sistema eléctrico. También es cierto que las sanciones aceleraron este desastre. Pero, acotó, todo cambió con la guerra entre Rusia y Ucrania.
«Se veía que todo iba a cambiar, sobre todo porque Asia y Europa necesitan petróleo y gas, más que Estados Unidos y nos lleva a ubicarnos en una posición mucho más estratégica porque todo ha cambiado y actualmente no existen los bloques de países que estaban vigentes cuando vivía Hugo Chávez. El modelo económico en Venezuela simplemente se rediseñó por las sanciones y afectaron al sector privado, y por ende a la población venezolana».
Refirió que cuando se iniciaron las conversaciones con Noruega, Colombia, México y Brasil —entre otros—, la oportunidad de poderse sentar en la mesa de negociación no la dieron las sanciones, sino el cambio que se estaba produciendo en el planeta tras la guerra en Ucrania.
En este punto, coincidió con Oliveros en que no está de acuerdo con las sanciones porque estas solo atornillan a los gobiernos en el poder; pero agregó un punto:
«Las sanciones se impusieron por violación a DD.HH. y no podemos pasar por encima de eso y pretender que los gobiernos, cuando lo hagan, no recibirán un castigo. Yo no estoy de acuerdo con las sanciones generales porque atornillan a los gobiernos, pero sí con las sanciones individuales que afectan a los círculos de poder y los obligan a tomar decisiones. Siempre debemos hacer diferencia entre ambas», remarcó.