El economista e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica «Andrés Bello» (Ucab), Demetrio Marotta, advirtió que una de las consecuencias de la disminución de las remesas y la enorme emigración juvenil es un incremento del número de niños y personas de la tercera edad incorporados a la economía informal, básicamente, para tratar de conseguir ingresos para mantener a sus familias.
En entrevista con el periodista Román Lozinsky en Circuito Éxitos de Unión Radio, el docente señaló que es urgente la adopción de un plan de reforma estructural de la economía, porque hay que detener tanto la recesión, que ha originado una contracción de 70% de la economía desde 2013, y la hiperinflación que, en noviembre próximo, cumplirá tres años azotando al país.
Marotta afirmó que cada vez menos venezolanos forman parte de la fuerza laboral, porque de los 5 millones de venezolanos, según las cifras más confiables, que han emigrado, una porción mayoritaria está integrada por jóvenes en edad de trabajar. Además, en el país se ha agudizado el deterioro de las condiciones laborales, lo que hace que el ingreso promedio de los venezolanos sea de 0,72 dólares, tal como lo reveló recientemente la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2019-2020.
«Esto se detiene con una serie de políticas económicas bien coordinadas, y con ayuda externa, evidentemente. Tiene que haber un programa de ajuste con una reforma estructural que resuelva sobre todo la pérdida de capacidad productiva de la economía. Esta contracción de 70% no se había visto nunca en la historia de América Latina», indicó el investigador, quien apunta que la economía venezolana, en términos de tamaño y capacidad productiva, ha alcanzado niveles de rezago similares a los existentes en África y algunos países de Centroamérica.
«En la medida en que se disminuya la entrada de remesas, es posible que trabajen más niños y adolescentes, así como gente de tercera edad. Una de las explicaciones para la creciente inactividad económica en Venezuela era que, junto con la caída de la demanda laboral y el aumento de la migración, las remesas hacían que mucha gente se dedicara a atender a la familia, saliendo del mercado laboral. Las remesas ahora están disminuyendo por la pandemia, y eso va a obligar a más personas mayores y adolescentes a trabajar para generar ingresos», señaló el experto.
Marotta dijo que la pandemia de Covid-19 representa una amenaza muy seria para Venezuela, porque el país debe enfrentar esta contingencia sin prácticamente recursos de ningún tipo y una economía debilitada en extremo.
Al ser consultado sobre el impacto real de los bonos y subsidios que otorga el Estado, bien a través de la asignación de viviendas o por transferencias directas, Demetrio Marotta, economista, profesor e investigador del IIES, señaló que carecen absolutamente de efectividad económica real para sus beneficiarios.
Los bonos directos son claramente insuficientes en contraste con los costos de las canastas de consumo, especialmente de alimentos, mientras que la Misión Vivienda no permite que las unidades que entrega se conviertan en activos propios de las familias receptoras para que, por ejemplo, puedan servir de garantías para obtener un crédito o ser revendidas para pagar una vivienda mejor.
«En el caso de la Misión Vivienda, el beneficio se limita a usar la unidad habitacional», expresó Marotta.
El experto dijo que los impactos de la pandemia Covid-19 van a generar dificultades adicionales muy importantes para cualquier estrategia de ajuste económico que busque resolver los problemas de crecimiento económico y, sobre todo, las carencias sociales de la población.