Cuál será el gran riesgo para la próxima década fue el tema sobre el que Bloomberg consultó al banquero Ken Moelis, fundador y director ejecutivo del banco de inversión Moelis & Company, quien afirmó que el mundo tiene ante sí un proceso de desglobalización en el que los países deberán mirar hacia adentro para asegurar la provisión de servicios básicos para su población.
Este fin de la globalización plantea un desafío, ya que, según explicó, hay países que tienen la capacidad de autoabastecerse y otros que no. En este último grupo puso el ejemplo de Alemania, cuya estrategia se basó en delegar asuntos militares a EE.UU. y su manejo financiero a la Unión Europea, así como depender de Rusia en la provisión de energía y de China en cuestiones de mercado. «Creo que están en un problema extremo», consideró.
Por el contrario, Moelis estima que EE.UU. tiene los recursos naturales para evitar la dependencia del exterior. En ese sentido, sostuvo que revertir la importación de energía es una decisión política y destacó que el país también tiene la posibilidad de producir sus propios alimentos. «No es inmediatamente reversible, pero creo que se revertirá», valoró y explicó: «Estamos viendo elementos de desglobalización y su costo para la gente común».
Energía y alimentos
Otro factor a tener en cuenta en este proceso es la necesidad de los países de proteger a sus propios ciudadanos en cuanto al acceso a alimentación y calefacción en épocas invernales. Por lo tanto, si su costo aumenta de forma dramática o se vuelven inaccesibles, se corre el riesgo de enfrentar levantamientos y protestas, como ocurrió con la Primavera Árabe, que se inició por la suba del precio de la comida.
«Lo que me preocupa es que existe la posibilidad de que esto conduzca a una revolución en las poblaciones que no tienen control sobre sus alimentos y energía», señaló.
En ese sentido, reiteró que mientras EE.UU. tiene la posibilidad, en algunos años, de proveer alimento y energía a sus ciudadanos, otros países no enfrentan la misma situación. Por ejemplo, parte de África es totalmente dependiente del trigo de Ucrania, mientras que Rusia es un gigante exportador de trigo.
Por último, el banquero analizó las consecuencias del proceso de desglobalización en el sistema financiero mundial y en la seguridad de las inversiones. Como ejemplo puso la situación de China y Hong Kong y las dudas sobre qué ocurrirá con la inversión occidental en caso de un conflicto. «¿Esos activos están sujetos al abandono inmediato?», se preguntó.
«No estoy diciendo que vayamos al 100 % de inversión en su propio país», concluyó, al tiempo que advirtió que «la prima de riesgo ha subido significativamente».
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