Dadas sus fortalezas en materia de hidrocarburos, fundamentalmente en petróleo y gas, el binomio Argelia – Venezuela se posiciona como uno de los más sólidos en el mercado enérgico, siendo además promotores de un modelo económico más justo y equitativo a escala internacional.
Desde 1969, ambas naciones comparten membresía en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que agrupa alrededor del 81% de las reservas de petróleo y 43% de la producción mundial de crudo.
Precisamente, Venezuela ostenta las mayores reservas probadas de petróleo con estimaciones que superan los 300.000 millones de barriles, mientras Argelia se sitúa entre las primeras 10 posiciones con más de 12.000 millones de barriles, de acuerdo con datos de la OPEP al cierre del año 2022.
Si bien apuesta a una economía no dependiente del crudo, Caracas dirige sus esfuerzos al reimpulso de su industria petrolera. Abriéndose paso en un escenario de restricciones contra la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), registró un aumento cercano al 13% en el tercer trimestre de 2023, además del incremento del 14,60% de la extracción de petróleo crudo y gas natural. Sus exportaciones superaron el 60%.
«Aún bloqueada, demostró la fortaleza de sus capacidades internas que conllevaron a superar las adversidades creadas por el bloqueo ilegítimo», aseveró el presidente de la República, Nicolás Maduro, durante la presentación del Mensaje Anual a la Nación, correspondiente al año 2023, realizada el 15 de enero.
Considerando que –históricamente- los hidrocarburos han sido la columna vertebral de su economía, Argel cuenta con una poderosa capacidad petrolera y gasífera, que representa el 26% de su PIB.
Además, los hidrocarburos son el origen del 35% de sus ingresos presupuestarios y de más del 91% de sus ingresos por concepto de exportaciones. En tanto, presenta un vertiginoso ascenso en materia de producción de petróleo crudo con cifras que rondan el millón de barriles diarios.
En relación al sector gasífero, ambas naciones están adheridas al Foro de Países Exportadores de Gas (GECF, por sus siglas en inglés), cuyas reservas conjuntas superan el 69% y abastecen poco más del 40% del mercado mundial.
En este sentido, defienden el gas como un elemento esencial para la transición energética. Particularmente, Argel se ubica como el primer productor de gas natural de África y el undécimo del mundo, así como el séptimo mayor exportador de gas natural a escala internacional.
En función de su expansión, ha construido infraestructuras con conexiones con Europa a través de gasoductos hacia España e Italia, convirtiéndose en el segundo mayor proveedor de gas natural de países de la Unión Europea.
Solo en 2023, acumuló 19% del mercado con una media mensual de 2.400 millones de metros cúbicos gracias a sus dos gasoductos, refieren datos del GECF.
Por su parte, Venezuela cuenta con una de las mayores reservas de gas natural de América y está en proceso de certificar más de 50 bloques en la zona Norte Costera. De concretarse, podría ser portadora de la cuarta reserva de gas natural del mundo.
En este escenario, a través de Petróleos de Venezuela, aprobó licencias a las empresas europeas Eni Spa (Italia) y Repsol (España) para la exportación de gas natural, luego de un siglo de solo exportar petróleo. Se inscribe igualmente el acuerdo suscrito con NGC Exploration & Production y Shell para la explotación y exportación de gas no asociado en Campo Dragón, localizado al noreste de la Península de Paria en el estado Sucre.
Sobre la base de su potencialidad en hidrocarburos, Argel y Caracas han establecido una hoja de ruta destinada a robustecer sus capacidades mediante inversiones y proyectos en materia de petróleo y gas.
No obstante, la fortaleza de ambas naciones no se limita al campo energético. Venezuela -por ejemplo- cuenta con abundantes recursos minerales que le otorgan por encima del 20% de las reservas mundiales de hierro, cobre y oro, sumando a la existencia de plata, bauxita, coltán, níquel, rodio y titanio.
Entretanto, Argelia resalta por su capacidad en hierro, plomo, fosfato, uranio, zinc, sal y carbón. A ello se le suma su desarrollo en el sector primario, específicamente, el agrícola con sus cultivos de trigo, cebada, avena, vid, cítricos, aceitunas, tabaco y dátiles.
En el espíritu de la cooperación que define sus relaciones bilaterales, ambas naciones se encaminan a una etapa virtuosa que tribute al desarrollo compartido.