La «reina» pasea en su carroza y cientos de súbditos esperan en las calles de Caracas para recibirla: Yulimar Rojas llegó este martes a Venezuela para celebrar su medalla oro en los Juegos Olímpicos de Tokio-2020.
La atleta de 25 años, que impuso en Japón el récord mundial y ganó después en Zurich la Liga de Diamante, cantó, bailó tambores y expresó su gran alegría de reencontrarse con su familia a la que no veía desde hacía un año por la pandemia de covid-19.
Luego, en un bus descubierto, desfiló desde el aeropuerto de Maiquetía, que sirve a Caracas, hasta la Plaza Venezuela, en el centro de la capital, donde la recibieron unas 300 personas con música y cohetones.
«Estoy muy contenta de ver a todas estas personas aquí, súper felices, con la sonrisa de oreja a oreja (…) celebrando un logro que no es mío sino de todos ustedes», celebró Yulimar, con la medalla que ganó en la disciplina de salto triple y el trofeo de la Liga de Diamante, premio de la temporada de atletismo.
«Estoy muy contenta de estar en Venezuela, de estar aquí, de poder presentarles esta medalla tan linda, este trofeo… poder hablarles con respecto a todo el amor que siento al defender los colores de mi patria, de mi bandera tan linda», añadió entre aplausos.
– «Temporada perfecta» –
Con los ojos cansados tras 20 horas de viaje, arropada en una bandera de Venezuela, abrazó su mamá al salir del avión, dejando escapar lágrimas.
«Estamos demasiado contentos, súper felices. Un año sin verla», celebró su hermana, Yerilda Zapata. «Y viene cargada: campeona olímpica, récord mundial, Liga de Diamantes, súper emocionante».
«Hablamos todos los días pero es emocionante poder abrazarla».
Figura estelar del atletismo latinoamericano, Yulimar impuso un récord mundial de 15,67 metros para llevarse el oro en la prueba de salto triple de Tokio-2020. Y el jueves pasado, se selló la Liga de Diamante en Zúrich, con 15,48 metros.
«Fue una temporada perfecta», se felicitó. «En Rio (2016) me faltaron unos centímetros. La Liga de Diamante la había perdido en dos ocasiones y la tercera fue la vencida. Para mí era una sueño convertirme en la primera mujer (venezolana) en conquistar un oro olímpico».
«Los sueños pueden hacerse realidad. Puedes hacerlo con trabajo duro y dedicación. Esta victoria no es solo mía, es de todos ustedes».
– «Es un orgullo» –
La reina de 1,92 metros de altura supera en varias cabezas a sus súbditos, pero sin olvidar sus orígenes humildes: se agacha para saludar a niños, salta mientras corean «¡Yulimar!» o «¡Venezuela!», mientras baila ritmos latinos con pasitos similares a los que da antes de ejecutar sus impresionantes saltos.
Los fanáticos la saludan, agitan los brazos.
«Es un orgullo que Yulimar haya ganado el oro. Ella demuestra que las mujeres pueden conseguir lo que se propongan», dice María de los Ángeles Flores, una funcionaria pública.
Jhonny Tamiche, un bailarín, se mostró contento de que la gente «haya venido a recibirla». «¡Se lo merece y se merece más!»
La política, incrustada en todo en Venezuela, no quedó exenta del evento. La tarima en Plaza de Venezuela estaba llena de autoridades, que participaron de la celebración con cohetones y confeti.
El chavismo atribuye los triunfos deportivos de Venezuela a su gestión, aunque no obstante ha sido muy criticada en medio de una crisis económica, con siete años de recesión y cuatro de hiperinflación, y sanciones internacionales que han mermado sus ingresos.
Yulimar, que entrena en España, se mantiene por fuera del debate político y anuncia que los triunfos no pararán acá: «Este es el principio».