Los Golden State Warriors, con un parcial inicial de 18-0 en el tercer cuarto y un triple de Andre Iguodala a falta de 5,9 segundos, remontaron 109-104 un partido que se les había puesto muy cuesta arriba e igualaron 1-1 la Final de la NBA frente a los Raptors en Toronto.
Los Warriors, campeones los dos últimos años, se recuperaron de la derrota en el estreno de la serie y de una primera mitad irregular para dar la vuelta a la contienda con un 34-21 en el tercer periodo decisivo, adjudicándose el segundo choque de la eliminatoria antes de viajar a su feudo para el tercer encuentro, el miércoles en la Bahía de Oakland.
El estelar armador Stephen Curry firmó 23 puntos a pesar de sufrir molestias físicas, Klay Thompson se marchó lesionado con 25, DeMarcus Cousins fue titular y acabó con 11 y 10 capturas y Draymond Green finalizó con 17, 10 rebotes y nueve asistencias.
Por los locales, Kawhi Leonard brilló con 34 tantos y 14 capturas, pero solo el base suplente Fred VanVleet lo acompañó con 17.
«Físicamente hicimos un gran trabajo, mucho mejor que en el primer encuentro», dijo Cousins.
«Fue una gran victoria. Ahora debemos volver a casa y proteger nuestra pista. Estoy muy orgulloso de este equipo», señaló por su parte el técnico Steve Kerr.
Los Raptors habían dominado el primer encuentro a su antojo y Kerr sabía que debía hacer cambios para empatar la serie.
Así, decidió optar por Cousins en el quinteto inicial después de que éste volviera a jugar el jueves tras lesionarse a mediados de abril.
Con el expresidente estadounidense Barack Obama en las gradas junto al comisionado de la liga, Adam Silver, los Raptors arrancaron de nuevo mejor que sus oponentes, con un Leonard desatado, un ritmo elevado y una defensa asfixiante en la que solo Thompson conseguía destacar.
Curry, incómodo y mermado físicamente, no lograba sus espacios, se mostraba apagado y desconectado del juego y los locales se lo hacían pagar, yéndose por delante al final del primer cuarto (27-26) y firmando una máxima renta de 12 a mediados del segundo (47-35). Pero, en ese momento, todo cambió.
– Los Warriors de siempre –
Curry se reencontró entonces consigo mismo y Golden State respiró. El armador anotó su primera canasta a tres minutos y medio del descanso y terminó la primera mitad con 16 tantos para acercar a cuatro a los suyos (59-54), que agradecían en esos momentos su mínima desventaja tras ser muy inferiores a sus rivales.
El paso por los vestuarios cambió a los actuales dominadores de la competición, que sellaron un tercer cuarto marca de la casa. Con un parcial de 18-0, se pusieron por delante y estiraron su ventaja hasta las 13 unidades.
Del 35-47 al 72-59 en un abrir y cerrar de ojos, recordando a ese equipo imbatible que, a pesar de que no ha podido contar con el alero Kevin Durant, ganó el anillo antes de su llegada en 2015 con un juego que revolucionó el básquetbol para siempre.
Los Raptors, en ese momento, eran los que podían celebrar acabar esos 12 minutos solo ocho por debajo (88-80). Pero la tendencia ya se había invertido. Toronto solo había acertado siete canastas en ese periplo y había acumulado siete pérdidas.
En el último, Cousins dejó muestras de su enorme calidad, Quinn Cook encestó dos triples consecutivos y Andre Iguodala decidió el choque con un triple a falta de 5,9 segundos para el final cuando el partido marcaba un escueto 106-104 para los visitantes.
Los Warriors salieron así con vida de una prueba de fuego en la que perdieron por el camino a Thompson, con problemas en los isquiotibiales, y al poste suplente Kevon Looney.
Kerr aseguró tras la contienda que la dolencia del escolta no debería entrañar gravedad.
«Klay me ha dicho que estaba bien y que no era grave. Ahora veremos qué significa eso porque Klay podría estar medio muerto y seguiría diciendo que está bien», bromeó.
Golden State sumó así su vigesimotercera eliminatoria consecutiva arañando una victoria lejos de su casa, todo un récord en la historia de la NBA.
AFP