Hoy está en la cima del mundo, pero muchos años atrás nadie diría que fuera posible.
Es el milagro de Luka Modric, pastor de cabras, niño de la guerra, refugiado y perseguido por los serbios, que asesinaron a su abuelo, espinilleras de madera, un balón siempre en sus pies, de Zadar al cielo, pasando por Bosnia, Zeprenic, Zagreb, Londres y Madrid, donde encontró el mejor escenario para que hoy bese el trofeo a mejor jugador del planeta.
Luka Modric se reconoce en el documental que Pavle Balenovic rodó sobre lobos en Jasenice (Croacia) entre el 89 y el 90. El propio Balenovic fue quien compartió el extracto de documental, que llegó a ser emitido por la BBC, y quien asegura que la familia Modric es una de las protagonistas humanas de la historia.
Las imágenes muestran uno de los entornos en los que creció Luka, el campo, ayudando a su familia en el pastoreo, un documento que contrasta con la realidad que vive hoy el madridista.Después llegó la huida del campo a su Zadar natal, adonde regresó la familia huyendo de los serbios. Vivieron primero en el hotel Kolovare y después en el Hotel Iz, hasta que pudieron encontrar casa.
En su aparcamiento y su plaza, respectivamente, pasaba Luka las horas. No le gusta recordar aquellos tiempos. De su memoria prefiere rescatar las imágenes con un balón y los momentos familiares.
La Zadar de Modric
Si esta noche Modric echa de menos a alguien, es a su primer entrenador, su gran valedor y padre deportivo, Tomislav Basic, fallecido en 2014, cuando Luka ya estaba en el Madrid, al que pidió permiso para acudir al entierro. La persona que forjó esa mentalidad de roca balcánica, poniéndole piedras en el camino desde bien pequeño.
Modric tiene muy presentes todos sus consejos, pero también sus exigencias.
«Fui al Hadjuk Split a hacer una prueba de pequeño, sin que Basic lo supiera, que era el director del Zadar en esa época. Allí me dijeron que era temprano y tenía que volver. ¿A dónde? A Zadar. Y él al verme me dijo: «Si no eres bueno para Hadjuk, no eres bueno para Zadar. Y no puedes entrenar con nosotros». Estuve unas semanas así. Y en este tiempo él me decía que me colgara de los brazos con una barra o algo para ver si podía crecer… Era su concepto. Después de dos-tres meses le dijo a mi padre que podía volver».
Modric creció soñando son igualar a Boban, su ídolo, jugador del Milan, chándal que tuvo de pequeño. Ahora, Zvonimir, mano derecha de Infantino en FIFA, sabe que Luka le ha superado. Hasta le recordó en su discurso para acabar emocionándole. Hoy, en Londres y acompañado en la gala de Vanja, su mujer y figura imprescindible en su carrera, y sus dos hijos mayores, ha vivido uno de los momentos más especiales de su vida. Un milagro cuando se le ve con apenas cinco años, vara en mano, pastorear cabras en los montes de Croacia. reseña Marca