El Mallorca del mexicano Javier Aguirre dio la gran sorpresa de la vigésima jornada de la Liga Santander al vencer este domingo por 1-0 a un Real Madrid mermado por las bajas, que falló un penalti, lanzado por Marco Asensio, y al que pudo la presión de estar obligado a ganar en Son Moix para no dejar escaparse al Barcelona al frente de la tabla.
El autogol de Nacho Fernández en la primera parte fue suficiente para que los bermellones sumaran su cuarta victoria consecutiva en casa, asegurando puntos vitales que le acercan aún más a su gran objetivo de la temporada: la permanencia.
El choque pilló con el pie cambiado a los madridistas. Tuvieron que visitar un campo complicado menos de 72 horas después de jugar ante el Valencia en el Bernabeú -Carlo Ancelotti se quejó por no disponer de tiempo de descanso suficiente-, con bajas sensibles, una de ellas la de Karim Benzema y otra de última hora del meta Thibaut Courtois, a pocos días de afrontar el Mundial de Clubes.
El partido fue tenso, bronco en ocasiones por las piques entre Vinicius y los defensas locales. Hubo 43 faltas durante los 98 minutos de partido, 29 cometidas por los mallorquinistas y 14 del lado madridista.
Las revoluciones aumentaron tras el gol en propia puerta de Nacho en un salto con Muriqi y acabó con un Real Madrid volcado en el área local y un Mallorca apelando a la heroica para asegurar tres puntos vitales para sus intereses.
Nada hacía presagiar ese volcánico final de partido en el primer tiempo, en el que se vio a un Real Madrid desdibujado.
De hecho, la noticia en el periodo inicial fue la nula capacidad del equipo blanco para crear ocasiones de gol ante la portería del serbio Predrag Rajkovic. No forzó ninguna. El ataque madridista se limitó a disparos lejanos que intentaron Valverde, Tchouaméni y Asensio, además de las carreras de Vinícius.
El Mallorca acertó de lleno al adelantar su línea de presión ante su poderoso rival, mermado por bajas sensibles en sus filas, pero siempre peligroso. También con la baja de última hora del eslovaco Martin Valjent por un proceso febril, el equipo de Aguirre le restó capacidad de maniobra al Real Madrid.
El autogol de Nacho -cabeceó un centro de Dani Rodríguez hacia atrás forzado por la presencia de Muriqi- marcó el desarrollo del choque.
Serenó a los bermellones, bien plantados en defensa y en la zona ancha, y obligó a los madridistas a tomar el control del partido en busca de la igualada.
Los precedentes ya avisaban de que las revoluciones del choque iban a aumentar de manera exponencial con cada internada del brasileño por la banda.
Y así fue en varios lances del juego, con parte de la afición gritándole de todo a Vinícius, que vio la tarjeta amarilla al finalizar el primer tiempo y que se fue al vestuario enseñando a la grada el escudo del Real Madrid.
Hubo siempre tensión con el extremo sudamericano corriendo con el balón perseguido por lateral Pablo Maffeo, auxiliado de inmediato por el central Antonio Raillo si la ocasión así lo requería.
Saltaron chispas en varias ocasiones entre compañeros de profesión que no esconden sus diferencias, al parecer y visto lo que ocurrió en Son Moix este domingo, irreconciliables.
El exmallorquinista Marco Asensio tuvo el empate tras un penalti del portero Rajkovic a Vinícius en el minuto 58, pero el guardameta le adivinó la intención y paró su disparo.
Tanto Ancelotti como Aguirre movieron el banquillo para afrontar el tramo final. Modric sustituyó a Valverde, que había visto la tarjeta amarilla, y Amath a Dani Rodríguez. Minutos después entraron Alaba, Kroos y Mariano en el conjunto madrileño, y Antonio Sánchez, Battaglia y Grenier en el Mallorca.
El Real Madrid se adueñó del terreno de juego y se volcó en busca del empate -Mariano tuvo el gol en dos ocasiones-, pero el partido estaba donde quería el Mallorca: con ventaja en el marcador y aguantando atrás todo lo que le venía, incluso los 8 minutos de prolongación que concedió el árbitro ante las encendidas protestas de la grada.
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