Clásico a cero, Bacelona y Real Madrid sin goles en Camp Nou

Barcelona y Real Madrid empatan sin goles y ninguno cede terreno en la pelea por el liderato de LaLiga Santander. El Real Madrid ha sido superior a los culés, sobre todo en la primera parte, pero no ha sido capaz de reflejar esa superioridad en el marcador. El Barça, con todo, fue capaz de generar esa sensación de peligro todo el partido, gracias a un hombre llamado Leo Messi.

El Clásico es fútbol. Puro. Tuvo de todo menos fuego, que era lo que más se esperaba. Sobre todo por todo lo que se anunciaba. Entre el peso del deporte y el trabajo bien hecho por parte de todos no hubo más que pancartas, cánticos de reivindicación y pelotas amarillas en el 55′ que detuvieron un minuto el partido. Tampoco hubo pólvora en el césped, algo rarísimo si están Messi, Suárez y Benzema en el campo. No hubo goles pero el Madrid salió reforzado por su aspecto de equipo, trabajado e imponente, pero sin filo.

Resulta conmovedor todo lo que trabaja el Real Madrid para no obtener premio. En un primer tiempo modélico, como ante el PSG, como el arranque frente al Valencia, tuvo el mando desde su superioridad en mediocampo, pero en el área no hay veneno. Lo opuesto es el Barcelona, dominado de cabo a rabo en su propio estadio, con tres medios y sin Busquets por decisión de Valverde, empató a ocasiones clamorosas con su eterno rival. Una parada de mérito de Ter Stegen a volea de Casemiro y un balón sacado bajo palos por Piqué, cabeceado también por Casemiro, fueron las mejores opciones blancas, mientras el Barça obligó a Ramos a sacar otra pelota bajo palos a remate de Messi y Alba, en su asociación clásica con Leo, cruzó demasiado el toque decisivo.

Sentadas las bases de lo que fue ese primer tiempo, con más juego blanco y más pegada culé, lo esperado, conviene subrayar que quien clama contra el VAR y el arbitraje tarda poquísimo en quedar en evidencia. El Barcelona, que envió una carta de queja por la jugada entre Llorente y Piqué, debería enviar otra por el plantillazo de Lenglet a Varane en un córner, al cuarto de hora. Pudo pasar inadvertido en directo, puede que Hernández Hernández estuviera tapado. El responsable del videoarbitraje no tiene excusa.

Quedó también en evidencia el peso de Casemiro en el equipo blanco. Tuvo más aplomo el Madrid, con Valverde asomándose al balcón del área y ocupando las salidas. La apuesta azulgrana, la MSG, estuvo desconectada, salvo en las arrancadas del 10, siempre participativo.

No cambió el panorama en el segundo acto. Con mucha personalidad, el Madrid cegó las salidas azulgranas, recuperando pronto y bien, pero una vez con la pelota no había soluciones sencillas para hacer peligro. Aunque no creaba ocasiones el rival, los primeros pitos del respetable marcaron el primer cambio de Valverde. Dentro Vidal, fuera Semedo, Sergi Roberto al lateral. La fatiga y la energía del chileno abrieron espacios y, al menos, alborotaron el panorama. Messi combinó con Griezmann pero, extrañamente, no embocó un zurdazo que parecía cómodo. Como ese ha marcado decenas. Al otro lado, tras una gran contra conducida por Isco y Valverde, Gareth Bale tuvo un balón muerto para su zurda. Golpeó fuerte y desviado.

Acertó Bale, pero no valió. Casemiro encontró el pase de Messi para Mendy, que arrancó como un rayo y sirvió bien al área para el gol del galés. Señaló fuera de juego del lateral que chequeó el VAR y confirmó el acierto del linier. Para que luego digan que no se reconocen los aciertos. Metió Zidane a Rodrygo y Modric para ganar más presencia ofensiva, porque aligeró el medio. El Txingurri cambió pieza por pieza, Ansu Fati por Griezmann, muy discreto, para el tramo final. En el fondo, ya les iba bien a los dos el empate. Ninguno cometió error alguno y mantuvieron la igualdad en lo alto de la tabla. La pelea continúa. Y es sólo de fútbol.