El Leganés vuelve a ganar a un primer clasificado y acaba con la racha del Atlético, que se estrella con los postes en la primera parte y que luego cae con gol de Nastasic y penalti que falla Griezmann.
El Atlético ha ganado partidos mucho peor jugados que el de Butarque, pero fue a perder éste, en el que sobre todo dibujó una primera parte notable, para cerrar en 15 su racha de triunfos consecutivos y ofrecer el liderato en bandeja. El Atlético se había embolsado los puntos del último fin de semana con una jugada desde la esquina, pero fue a dejarse éstos con otra jugada desde la esquina. El Atlético desaprovecha la capacidad de Sorloth para el remate buena parte de las veces que el noruego está en el campo, pero se hinchó a poner centros laterales absurdos justo el día que faltaba. Todo son paradojas…
El Atlético de hecho tuvo a última hora la del penalti, una de esas manos del fútbol moderno, en este caso de Sergio, pero un tipo fiable como Griezmann la echó directamente fuera. No era la tarde. Definitivamente no lo era. Así que valía para un Leganés encomiable el cabezazo de Nastasic tras un córner botado por Raba en el que Barrios consideró oportuno presentar su dimisión defensiva. Como ya hiciera en Montjuïc, el equipo de Borja Jiménez se llevaba por delante al líder. Con un segundo acto estupendo, las cosas como son.
El Atlético generó en el primero ocasiones suficientes… pero topó hasta tres veces con los palos, una de ellas invalidada por otro de esos fueras de juego que no se llega a revisar.La primera la había tenido el Leganés de salida, con Rosier poniéndola y Juan Cruz disparando algo desviado, pero fue flor de un día. El rival se adueñó de la pelota y se puso a generar desde esa asimetría que todo lo deja para el carril derecho mientras el izquierdo pasa inadvertido. Con De Paul como director de orquesta, Nahuel y Giuliano se alternaban en los papeles del tipo que rompe líneas con un pase vertical y del que la pone atrás para que aparezcan los delanteros. El problema pasó precisamente por éstos…
Porque Julián envió a la cruceta la primera. Porque entre Nastasic y Dmitrovic se las apañaron con la segunda de Alvarez. Porque Griezmann también se estrelló con un poste. Porque incluso Gallagher probó larguero aunque hubiera bandera levantada en la suya. Añadan un par de disparos de Barrios y tendrán un catálogo del que debería haber salido como mínimo un premio pero del que no salió alegría visitante alguna.
El Leganés se había dispuesto desde un 5-4-1 que permitía descolgarse bien a Tapia, bien a Javi Hernández. El compromiso blanquiazul resultó encomiable, y en ataque aún dio para que Miguel estuviera a punto de aprovechar una mala cesión de Le Normand o para que Cruz volviera a probar suerte, pero lo cierto es que, con el míster desgañitándose en el empeño por hacer ajustes, el lado izquierdo de su defensa había concedido demasiado en el balance parcial de un primer acto sin goles ni tarjetas.
Efectivamente, Borja quiso tapar las vías de agua con la inclusión de Brasanac. Efectivamente, Simeone quiso dar vuelo a la otra banda con la aparición de Lino. Ambos, en una reanudación que se hizo rogar por una red rota. Otra paradoja con 0-0 en el marcador. Que poco duró, porque enseguida llegó la muesca local. El primer saque de esquina lo había regalado el Atlético, el segundo y decisivo fue mérito de Juan Cruz. Más allá del resultado, enseguida resultó evidente que la sustitución buena había sido la del técnico local.
Porque ni rastro quedó del Atlético anterior. Y los movimientos posteriores, Koke, Llorente y Correa al pasto, empeoraron aún el panorama. Donde antes había fluidez ahora había circulación inocua, ante un Lega pertrechado y que de hecho merodeó el segundo hasta dos veces, un disparo desviado de Miguel que estuvo a punto de alcanzar Brasanac, otro de Juan Cruz después de la enésima travesura de Raba. Para encontrar algo parecido a una ocasión rojiblanca hubo que superar el minuto 80, primero de Correa, después del canterano Niño haciendo de Sorloth, por fin de Grizi desde el punto fatídico. Que lo fue en clave del líder. Un palo (o tres) en las ruedas. Con todos ustedes, Butarque.